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Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar .
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YouTube - Homenaje al Flaco Bateman Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
lunes, 28 de diciembre de 2009
ESTO LO HACIA TAN ESPECIAL...
Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
YouTube - El Flaco en la Conferencia 2.avi
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Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
Esto lo hacia especial----
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domingo, 27 de diciembre de 2009
biTs RojiVerdes » Sobre la autoría del asesinato del gobernador de Caquetá
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Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
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Movimiento Subversivo Pedagògico
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Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
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Facebook | Movimiento Jaime Bateman Cayón
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sábado, 26 de diciembre de 2009
El Imperio está en su final, por que Vietnam Ganó.
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YouTube - jaimebatemancayon's Channel
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Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar
NUEVOS VIDEOS DEL BATEMAN OCTAVA CONFERENCIA DEL M-19 EN 1982
Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar
NUEVOS VIDEOS DEL BATEMAN OCTAVA CONFERENCIA DEL M-19 EN 1982
MEGAVIDEO jf Kennedy
MEGAVIDEO - Lo estoy viendo
Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar
Sinopsis
JFK, la impactante película sobre los disparos que se escucharon alrededor del mundo y el misterio que los rodea, una de las cintas mas provocativas de todos los tiempos. Aclamada por la crítica y premiada, jugó un importante papel en el debate nacional que culminó con la aprobación del acta de revelacion de material.
viernes, 25 de diciembre de 2009
YouTube - Los Victorinos - Capitulo 1(2|5)
YouTube - Los Victorinos - Capitulo 1(25)
Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
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Omaggio a Jaime Bateman
Omaggio a Jaime Bateman
Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
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TeleSURtv.net - Colombia no llevará a la CPI el asesinato del gobernador de Caquetá
TeleSURtv.net - Colombia no llevará a la CPI el asesinato del gobernador de Caquetá
La decisión del gobierno colombiano de llevar el caso del gobernador de Caquetá ante la Corte Penal Internacional generó gran controversia entre funcionarios colombianos pues consideran que con esta acción se admitiría que la justicia colombiana no es capaz de aclarar el asesinato a pocos días de ocurrido.
Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
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YouTube - América latina y los desafíos de la izquierda, parte 1
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Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
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Que Belisario acepte responsabilidad por tragedia del Palacio de Justicia - Noticias de Justicia en Colombia - ELTIEMPO.COM
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Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
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miércoles, 23 de diciembre de 2009
jaime bateman cayon} - Imágenes de Google
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Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
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“IVAN Y EL FLACO SE QUERÍAN MUCHO PORQUE PELEABAN TODOS LOS DÍAS DE LA VIDA”
“IVAN Y EL FLACO SE QUERÍAN MUCHO PORQUE PELEABAN TODOS LOS DÍAS DE LA VIDA”
Fanny De Ospina (Militante del M-19. Esposa
de Iván Marino Ospina)
Conocí al Flaco en el año 62; éramos militantes de la JUCO. El trabajaba en Bogotá y yo
en Pereira. Cuando había festivales o algún acto político en esta ciudad, él iba como
delegado de la Juventud; allí trabajábamos juntos. En el 64, cuando me casé con Iván
Marino, llegaron á ser buenísimos amigos. El Flaco llegaba siempre a la casa. En esa
época vivíamos en una piecita en Pereira. Él no iba a ningún hotel ni nada, sino que se
iba a dormir con nosotros. Y como no teníamos sino una sola cama; entonces dormíamos
los tres juntos. Y como él era tan grande y la pieza tan chiquita, por la noche, cuando se
caían las ollas, era que al Flaco le sobraban los pies y todo lo que había cerca lo
tumbaba. El estuvo en las FARC con Iván Marino.
Yo a él lo quise mucho
Yo en alguna Oportunidad hice una marcha con ellos. Estaba en embarazo de mi segundo
hijo, de Diego Hernán, pero me tuve que quedar en una finquita porque tenía ya siete
meses y me sentí mal. “Bueno, compañera, ¿qué se le ofrece para arriba?”, me
preguntaban los compañeros. “Dígales que estoy bien, que nada todavía, que no ha
nacido el niño, que más bien en qué le podemos ayudar”. Transcurrieron los meses que
faltaban. Un día, cuando menos lo esperaba, llegó el Flaco y yo casi me muero de alegría
porque lo quise como si fuera mi hermano... Él llegó y yo ya tenía mi niño. “¿Qué tuvo?
¿Un niño? ¡Qué bueno! Tenemos que mandarle a decir a Iván que le ofrecemos el niño”.
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
Por ahí al mes bajó Iván a conocer a su hijo y el Flaco, mientras tanto, bregando con lo
poquito que tenía. Después de esa época Iván salió de las FARC y se fue a vivir a
Venezuela y yo dejé de ver al Flaco muchísimo tiempo.
¡Hijueputa, me tocó este parto a mí!
Me fui con Iván a Venezuela y volví a ver al Flaco cuando ya él se había salido de las FARC
y empezaron los dos a construir el M-19. Entonces estrechamos mucho más la amistad
porque nos visitábamos mucho. El Flaco llegaba a mí casa como si fuera la de él. Llegaba,
comía, dormía. A nosotros nos daba mucha alegría que él llegara. Fue pasando el tiempo
y por ahí en el 70 yo dejé de verlo. Estaban tan ocupados en sus cosas... Una vez Iván
estaba haciendo un trabajo especial en Venezuela, yo estaba embarazada de mi tercer hijo
y el Flaco se creía responsable de mí y me visitaba para saber qué me faltaba. Comía en
mi casa y estaba pendiente de todo. Llegó un 7 de diciembre del 75 a mi casa y me
encontró con los dolores del parto. Entonces se asustó: “¡Hijueputa, me tocó este parto a
mí!” Estuvo ahí pendiente todo el tiempo y me llevó al médico. El médico me examinó y
dijo: “Todavía no es, váyase para su casa. Tiene que caminar mucho”, Y el Flaco se puso
a caminar conmigo, a caminar y a mamar gallo como siempre. “¿Cómo le vas a poner al
niño?” “Iván quiere que lo ponga Camilo Ernesto”. “No, no lo vaya a poner Camilo
Ernesto, hermana, a mí no me gusta ese nombre, póngale cualquier otro nombre, pero no
se deje gobernar así de Iván”, “Ah, bueno, entonces no lo pongo así, pues”. Mis dos hijos
mayores tenían 9 y 10 años; les encantaba que él llegara a la casa porque jugaba y se
tiraba al suelo con ellos y decía que le daba un premio al que fuera capaz de subirlo a la
cama. Jugaba fútbol, parqués, de todo. EI 9 de diciembre llegó Iván y el Flaco le dijo:
“¡Ay!, hermano, siquiera llegó. Aquí le dejo el carro para que movilice a Fanny y yo me
voy en bus”. Y se fue en bus.
Estaba muy pendiente de nosotros
Lo recuerdo siempre con mucho cariño porque personas como él hay poquitas en este
mundo. Después vino una etapa muy difícil: el robo de las armas y tantos allanamientos.
Nosotros, detenidos con tanta otra gente. No nos pudimos volver a ver. Después yo viajé a
La Habana en el 81 y me Io volví a encontrar allá varias veces. Él iba a visitarnos
siempre. En esa época lo pude ver con más facilidad y con más tranquilidad, sin miedo de
que lo fueran a coger, de que le fueran hacer algo. Estaba muy, muy pendiente de
nosotros.
Iván y el Flaco se querían mucho porque peleaban todos los días de la vida. Por cualquier
cosita se prendían; peto se querían mucho. Iván hacía mucho caso de lo que Pablo le
decía y él en muchas oportunidades también le hacía caso a Iván.
Le dio durísimo la muerte del Flaco...
Jaime era un hombre muy alegre, costeño. Para todo tenía un chiste, todo lo veía con
alegría. Iván era un hombre seco, muy serio. No sé cómo se entendían tan bien. Tal vez
por eso mismo. Cuando la muerte de Baternan, a Iván le dio muy duro. Tan duro, tan
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
duro, que tuvo parálisis facial. Estuvo en un hospital, enfermísimo. Le dio durísimo la
muerte del Flaco.
Prepararse para seguir
Se enteró de la muerte del Flaco cuando estaba en el Caquetá, perdido con sus hombres
en la selva y nadie podía encontrarlo para darle la terrible noticia. Llevaba como ocho
meses perdido. Se les habían acabado las pilas y no tenían ni siquiera radio. No habían
escuchado la noticia de la muerte de Jaime. Se mandaron comisiones por diferentes
partes para buscarlos, hasta que los encontraron y Arjaíd les mandó una carta en la que
le contaba a Iván que el Flaco había muerto y que había que prepararse para seguir
adelante.
Iván estuvo enfermo, mal, mal, con la cara paralizada, la boca torcida, por ahí unos
quince días; ya después se fue recuperando, recuperando, pero nunca del todo. Hasta su
propia muerte, Iván Marino no pudo superar la muerte de Jaime. Nunca la superó. Decía:
“Dios mío, ¿por qué se tuvo que morir este tipo, por qué?” Sentía mucho dolor.
¡Se le cayó la peluca!
Iván le hablaba a todo el mundo del Flaco. A todo el mundo le contaba las anécdotas de
los dos. Por ejemplo, cuando estaban iniciando el M-19, cuando había tan poca gente que
ellos hacían todas las cosas, iban juntos a los operativos. Una vez el Flaco se puso una
peluca porque iban a “trabajar” un banco y al salir corriendo se le cayó la peluca. ¡Iván
siempre contaba eso y se moría de la risa!
Vine por la carta y a despedirme
Lo vi muy seguido en La Habana. La última vez, a finales de marzo del 83, salió el 7 de
abril exactamente. Ese día fue a despedirse. A las 3 de la mañana tocó la puerta; yo salí,
lo vi y le pregunté: “¿Usted por qué está aquí a estas horas?” “Vengo a despedirme.
Vuelvo dentro ele quince días”. Yo siempre tenía una carta para Iván. “Vine por la carta y
a despedirme”. Le entregué la carta; se estuvo un rato, por ahí unos cuarenta minutos.
Mis hijos estaban dormidos. Le recomendé que se cuidara, que de pronto lo mataban.
“Tranquila, tranquila, a mí no me pasa nada”. Me di cuenta a principios de mayo de que
se había muerto y me dio muy duro, tan duro...
Se mentaron la madre
Recuerdo que Iván y el Flaco tuvieron disgustos, pero nunca delante de mí. Se mentaban
la madre. Iván me contaba por su lado y Jaime también por el otro: “Tuve un disgusto con
ese marido suyo”. A mí nunca me tocó verlos. Yo quería tanto a Jaime que cada vez que
peleaba con mi marido yo le contaba a Jaime y le decía: “Regáñelo, regáñelo porque él le
hace caso a usted”. “Eso no se hace”, le decía. Iván se ponía después bravo conmigo.
“Me hiciste quedar como un zapato delante de Jaime” y yo le contestaba: “¡Para qué
aprenda, carajo!”
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
Los pantalones le quedaban “alquilando”
Pablo andaba nada más con lo que tenía puesto. Yo le buscaba ropa de Iván, pero los
pantalones le quedaban alquilando, altísimos. A él no le gustaba que yo se los planchara,
que les quitara el quiebre.
Cuando él nos visitaba, para mí y para mis hijos era todo un paseo, pero para Iván era
siempre una reunión. Íbamos a la orilla del rio y hacíamos la comida. Ellos se reunían y
mientras tanto nosotros hacíamos el almuerzo, nos bañábamos y ellos a la reunión, a
planificar. Lo queríamos mucho, mucho.
“JAIME
sábado, 19 de diciembre de 2009
"NO ERA EL FLACO QUE TODOS CONOCIMOS"
comillas"NO ERA EL FLACO QUE TODOS CONOCIMOS"
CRISTINA CAMPOALEGRE* (Escolta de Bateman en vísperas de su último viaje)
No había tenido mucho contacto con Bateman, pero cuando él fue a Santa Marta a dar
una entrevista, escuché decir que no tenían sino un solo hombre responsable para su
seguridad; iban a estar allí Fayad, Toledo, la Negra Nelly y otra gente, los más buscados
en ese momento; entonces yo me ofrecí y en ésa ocasión tuve la oportunidad de
conocerlo, de acercarme a él. Me vienen a la memoria cosas sueltas... Teníamos casas de
seguridad, de las que debíamos estar saliendo permanentemente porque, según rumores,
el Flaco estaba detectado. Después de esa entrevista, era de suponerse que el enemigo
sabía que él estaba allá. De él se decía que era muy alegre, el prototipo del hombre
caribeño, extrovertido, pero los últimos días de su vida fueron muy tristes... estaba muy
triste. Mientras Toledo y yo conversábamos de las cosas de la organización, el Flaco se la
pasaba por la playa caminando, sumido en una honda tristeza. En una ocasión le
pregunté si quería hablar con alguien (estábamos esperando que se cuadrara lo de la
avioneta); me parecía que a lo mejor era que yo no había sido lo suficientemente abierta
con él y que a lo mejor él necesitaba hablar con alguien. No, él estaba ensimismado,
sumido en sus pensamientos, seguramente con todo el peso enorme del momento
histórico que estábamos viviendo.
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
Los ojos todo el tiempo clavados en el Flaco
A veces creo que Bateman tuvo la premonición de su muerte. Cuando alguien va a
morirse hace antes cosas extrañas. Era un comportamiento raro, una especie de
despedida o algo así: Esa fue la impresión que me dio. Yo andaba con una verraca
Magnum y los ojos todo el tiempo clavados en el Flaco, pendiente de que no se le fuera a
acercar nadie. Un día cualquiera me quedé dormida tan sólo por unos segundos. Pues el
verraco Flaco se me escondió en la maleza y yo no lo podía encontrar, y la diarrea tan
terrible y el miedo que me dio, porque yo sabía todo lo que él representaba. ¿Te
imaginas? Yo era la responsable de su seguridad en ese momento y no había nadie más.
Estaba encargada también de cocinar. El hombre esperó por ahí una media hora para que
yo padeciera lo que tenía que padecer y se me apareció después, cagado de la risa. "Si no
me cuidas bien, te jodes. Tienes que estar pilas conmigo porque me van a matar".
Comenzó a decir cosas muy extrañas, Una noche tuvieron una discusión sobre la muerte.
Contó que él se encontró con su mamá y se despidió de ella. Yo esperaba 'algo más de él,
de un hombre que era el brujo para todos nosotros, el mago de la palabra. Pero no, esa
vez estuvo insistiendo permanentemente en que se debía montar una cobertura; que se
debía montar un aparato de seguridad para cuidarle la vida, porque seguro se iba a
morir. Más tarde leí la entrevista que le hicieron antes, una entrevista poética,
maravillosa, donde él habla también de la muerte y de la “cadena de los afectos" y otras
cosas muchísimo más profundas. Eso me da a mí una clara idea de cuál era el estado de
ánimo de Bateman en esos últimos días. Tuvo momentos alegres; jugando en la playa,
competía con nosotros a tirarle piedras a una olla. No soportaba que nadie le ganara y el
viejo Toledo le ganó. ¡Imagínate! Se portó como un niñito, se apartó de allí y estuvo como
veinte minutos dándole, hasta que logró pegarle a la olla. Esa vez se metió a las
profundidades y el mar estaba lleno de erizos. Nosotros estábamos alarmados porque un
erizo de esos le podía clavar una espina. Y él salió con una teoría maravillosa: que dizque
los erizos no lo picaban a él porque desde niño se había hecho amigo de ellos; que los
erizos de su tierra, Santa Marta, no lo picaban a él.
¡Nos iban a pedir la espada!
Habló también de la espada. Bateman era todo un diccionario de Bolívar. Vivía en función
de la espada cada segundo, cada minuto de su vida política. Empezó a vislumbrar la
posibilidad de una negociación ineludible y que en la negociación nos iban a pedir la
espada y que había que entregarla. Para mí, como militante, en ese momento, eso era un
golpe en la cara. Yo no podía comprender que cuando estábamos hablando de fortalecer
el ejército y la guerra, Bateman estuviera hablando de la posibilidad de entregar la
espada. Pero, bueno, la historia ha demostrado que él tenía razón y que además estaba
elaborando la política del futuro.
Un día cualquiera, lo sacamos. Hicimos una comida con la familia de él en alguna de las
playas cerca a Taganga, más allá, en un lugar que se llama Playa Linda. De golpe llegó
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
alguien en una lancha de motor y un negrito que estaba por ahí en la playa se acercó y
nos dijo: "¡Cuiden a su comandante!" —nosotros lo teníamos camuflado con una
cachucha, pero él no se podía camuflar en ninguna parte del mundo— "Cuiden a su
comandante, que el hombre que viene en la lancha, es un capitán del ejército". Nosotros
pensamos que podía ser un operativo contra Jaime, y lo escondimos detrás de un
acantilado, al lado, en donde la montaña se corta y entonces sólo queda el mar abierto;
por ese lado del risco lo escondimos. Esperábamos la lancha que se demoraba y pensé:
"Cada minuto que pase puede ser un minuto que se pierda para defenderle la vida aI
Flaco", Entonces agarré yo misma la canoa –en mi vida había remado-- y empecé a remar
pensando que el Flaco me estaba ayudando desde atrás, ¡y dele y dele! Cruzamos ese
pedazo de mar; fue violento, sobre todo si uno no sabe remar. Y yo remaba, pensando:
"Ahí viene el Flaco ayudándome". Y cuando íbamos como en la mitad volteo a mirarlo para
ver qué tan agotado estaba él, porque no articulaba palabra; lo volteo a mirar y el verraco
estaba muerto de la risa. Pues no estaba remando. Yo llegué con las manos llenas de
sangre pera lo sacamos al otro lado. El sabía que no pasaba nada grave, que nosotros
estábamos alarmados por nada, y aprovechó para mamar gallo.
No quería volar
Fíjense, él no quería volar en esa avioneta, porque desde la venida de: Panamá a Santa
Marta tuvieron problemas. Parece que hubo un vacío y se golpearon contra el techo, y él
no quería, pero temía que salir. Nos vimos en unos líos tremendos para convencer al
piloto de que volviera a llevar al Flaco a Panamá; y llevamos al Flaco hasta el avión.
Estaba muy preocupado, no era el hombre de siempre; no era el Flaco que todos
conocimos.
Le hacían resúmenes de libros
Otra cosa del Flaco que me impactó mucho es que yo me había hecho a la idea de que un
hombre de la talla de él tenía que ser todo un intelectual. ¡Y me encontré con cosas como
que los compañeros le leían y le hacían resúmenes dé los libros porque a él daba pereza!
Era muy intuitivo en la política, un hombre inspirado; había estudiado ciencias políticas
en la URSS, pero yo me imagino que fue algún cursito. Tenía una inteligencia privilegiada
y una capacidad increíble para ver al país, pera lejos de ser un intelectual. Tenía incluso
ciertas reticencias con los intelectuales. Particularmente esa noche que conversamos y
hablamos sobre la muerte, estuvo hablándome de los intelectuales casi en el tono del
discurso clásico marxista sobre los intelectuales. Eso me impactó de él.
¡Pero servirles la comida no!
Todo lo que pasó esa vez fue muy rápido, y yo siempre como desde un rincón, viéndolo.
Un día le hicieron una entrevista en una casa unos periodistas extranjeros y yo andaba
muy reacia con ese cuento de tener que ir a cocinar. ¡Qué papel ese!; hasta asumí dar la
vida en un momento de conflicto por él ¿me entiendes? Yo sabía que este era mi deber y
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
lo hubiera hecho con un placer infinito, pero servirles la comida no, eso a mí no me
cuadraba. Y entonces me obligó. Bueno, entonces serví la; comidas y me quedé en la
cocina haciendo un estrago feminista depravador, cuando el hombre entra y me dice:
"Tengo un peso del caraja Con esa entrevista; ¿por qué no vienes y me ayudas?" El era
eso, un hacedor de cuadras. No era un monstruo que estuviera tratando de aplastar a la
compañera. Y, clara, serví las comidas. Fue muy lindo el contacto con él en esos sus
últimos días. Fue algo muy importante para mi vida y pienso también que para la vida de
todos los que estuvimos con él en esos momentos. Un día me liberé, [qué caraja! Y nos
fuimos con él y con Nelly una tarde a jugar con unas llantas a una piscina de Santa
Marta; queríamos que él se fuera con algún día de haber gozado, de haberse reído como
un niño. Fue muy lindo; estuvimos jugando toda esa tarde y riéndonos a carcajadas y
olvidándonos del país.
El Flaco sollado
De pronto volteo a mirar y el verraco llevaba quién sabe cuánto tiempo mirándome, como
si yo fuera un espectáculo; cuando lo descubrí, se hizo el bobo. Fue el único momento en
que pude ver al Flaco, pero a otro Flaco, el morrogoso, el mujeriego, el sollado, pero aún
ese día los ojos de él estaban tristes. Dijo que la revolución era una fiesta; lo dijo con tal
calidez, que para mí él es el hombre que reivindicó la cultura caribeña como la potencia
cultural que se va a tragar a América Latina.
El peso de todo en ese Flaco güevón
Por la noche Yaneth y Fayad y Toledo se reunían y yo no me podía meter ahí. Yo tenía que
estar vigilando. Yo pasaba y los miraba; por eso tal vez ellos no podían ver lo que yo veía,
o tal vez' necesitaban conservar la imagen del Flaco muerto de la risa. Pero ese no fue el
Flaco de los últimos días. Es que cuando vos hablás con los compañeros que están
rozando los límites de la muerte, su comportamiento cambia totalmente. Entonces
hablábamos de eso, de recorrer los pasos. Esa fue la razón que yo me di de la tristeza
profunda del Flaco. Margot me decía que ella también sabía que el Flaco tenía una gran
tristeza y sobre todo una preocupación muy grande sobre cómo era que iban a sacar
adelante todo este proceso. Parecía muy agobiado por eso, como si tuviera en ese
momento nadie en quién apoyarse. Sobre él recaía el peso de toda la organización, el
peso de las propuestas, el peso de todo en ese Flaco güevón.
Que "el paquete" no les había llegado
Yo lo veo así... Pienso que dentro de su corazón, podía estar intuyendo algo. Lo dejamos
en la avioneta, se fue y nos regresamos a "limpiar" las casas, porque habíamos dejado
libros, camisas, etc.; que no quedara nada, por si después venía un allanamiento o algo
así. De pronto en una de esas casas entró una llamada de Panamá diciendo que "el
paquete" no les había llegado ¿Te podrás imaginar el dolor y la desesperación nuestra?
¡Uno consideraba que Bateman era inmortal, que podrían sucederle muchas cosas, que lo
podían coger, pero morirse no, él no se podía morir! Nos fuimos en un carro, con un
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
compañero, a una velocidad impresionante hasta el aeropuerto a preguntar los datos,
corriendo de un lado a otro, frenéticos, tratando de probar que eso era imposible. El
dolor iba ya muy hondo porque acababan de decir que en esa selva no había posibilidad
de salvación. Era como sentir que se aplastaba el proceso, que desaparecía una
esperanza. No nos sentíamos militantes, nos sentíamos colombianos. Era a Colombia a la
que se le había muerto el papá... Un dolor muy hondo. La organización se sintió muy mal.
En una conferencia públicamente se declaró el sentimiento de orfandad de la
organización. Eso fue muy duro para los dirigentes que quedaron. Pero la sombra del
Flaco crecerá, porque él pesa mucho sobre este país.comillas
Bateman Historia Multiple por Patricia Ariza, Pegyy y Clara Romero Bateman
CRISTINA CAMPOALEGRE* (Escolta de Bateman en vísperas de su último viaje)
No había tenido mucho contacto con Bateman, pero cuando él fue a Santa Marta a dar
una entrevista, escuché decir que no tenían sino un solo hombre responsable para su
seguridad; iban a estar allí Fayad, Toledo, la Negra Nelly y otra gente, los más buscados
en ese momento; entonces yo me ofrecí y en ésa ocasión tuve la oportunidad de
conocerlo, de acercarme a él. Me vienen a la memoria cosas sueltas... Teníamos casas de
seguridad, de las que debíamos estar saliendo permanentemente porque, según rumores,
el Flaco estaba detectado. Después de esa entrevista, era de suponerse que el enemigo
sabía que él estaba allá. De él se decía que era muy alegre, el prototipo del hombre
caribeño, extrovertido, pero los últimos días de su vida fueron muy tristes... estaba muy
triste. Mientras Toledo y yo conversábamos de las cosas de la organización, el Flaco se la
pasaba por la playa caminando, sumido en una honda tristeza. En una ocasión le
pregunté si quería hablar con alguien (estábamos esperando que se cuadrara lo de la
avioneta); me parecía que a lo mejor era que yo no había sido lo suficientemente abierta
con él y que a lo mejor él necesitaba hablar con alguien. No, él estaba ensimismado,
sumido en sus pensamientos, seguramente con todo el peso enorme del momento
histórico que estábamos viviendo.
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
Los ojos todo el tiempo clavados en el Flaco
A veces creo que Bateman tuvo la premonición de su muerte. Cuando alguien va a
morirse hace antes cosas extrañas. Era un comportamiento raro, una especie de
despedida o algo así: Esa fue la impresión que me dio. Yo andaba con una verraca
Magnum y los ojos todo el tiempo clavados en el Flaco, pendiente de que no se le fuera a
acercar nadie. Un día cualquiera me quedé dormida tan sólo por unos segundos. Pues el
verraco Flaco se me escondió en la maleza y yo no lo podía encontrar, y la diarrea tan
terrible y el miedo que me dio, porque yo sabía todo lo que él representaba. ¿Te
imaginas? Yo era la responsable de su seguridad en ese momento y no había nadie más.
Estaba encargada también de cocinar. El hombre esperó por ahí una media hora para que
yo padeciera lo que tenía que padecer y se me apareció después, cagado de la risa. "Si no
me cuidas bien, te jodes. Tienes que estar pilas conmigo porque me van a matar".
Comenzó a decir cosas muy extrañas, Una noche tuvieron una discusión sobre la muerte.
Contó que él se encontró con su mamá y se despidió de ella. Yo esperaba 'algo más de él,
de un hombre que era el brujo para todos nosotros, el mago de la palabra. Pero no, esa
vez estuvo insistiendo permanentemente en que se debía montar una cobertura; que se
debía montar un aparato de seguridad para cuidarle la vida, porque seguro se iba a
morir. Más tarde leí la entrevista que le hicieron antes, una entrevista poética,
maravillosa, donde él habla también de la muerte y de la “cadena de los afectos" y otras
cosas muchísimo más profundas. Eso me da a mí una clara idea de cuál era el estado de
ánimo de Bateman en esos últimos días. Tuvo momentos alegres; jugando en la playa,
competía con nosotros a tirarle piedras a una olla. No soportaba que nadie le ganara y el
viejo Toledo le ganó. ¡Imagínate! Se portó como un niñito, se apartó de allí y estuvo como
veinte minutos dándole, hasta que logró pegarle a la olla. Esa vez se metió a las
profundidades y el mar estaba lleno de erizos. Nosotros estábamos alarmados porque un
erizo de esos le podía clavar una espina. Y él salió con una teoría maravillosa: que dizque
los erizos no lo picaban a él porque desde niño se había hecho amigo de ellos; que los
erizos de su tierra, Santa Marta, no lo picaban a él.
¡Nos iban a pedir la espada!
Habló también de la espada. Bateman era todo un diccionario de Bolívar. Vivía en función
de la espada cada segundo, cada minuto de su vida política. Empezó a vislumbrar la
posibilidad de una negociación ineludible y que en la negociación nos iban a pedir la
espada y que había que entregarla. Para mí, como militante, en ese momento, eso era un
golpe en la cara. Yo no podía comprender que cuando estábamos hablando de fortalecer
el ejército y la guerra, Bateman estuviera hablando de la posibilidad de entregar la
espada. Pero, bueno, la historia ha demostrado que él tenía razón y que además estaba
elaborando la política del futuro.
Un día cualquiera, lo sacamos. Hicimos una comida con la familia de él en alguna de las
playas cerca a Taganga, más allá, en un lugar que se llama Playa Linda. De golpe llegó
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
alguien en una lancha de motor y un negrito que estaba por ahí en la playa se acercó y
nos dijo: "¡Cuiden a su comandante!" —nosotros lo teníamos camuflado con una
cachucha, pero él no se podía camuflar en ninguna parte del mundo— "Cuiden a su
comandante, que el hombre que viene en la lancha, es un capitán del ejército". Nosotros
pensamos que podía ser un operativo contra Jaime, y lo escondimos detrás de un
acantilado, al lado, en donde la montaña se corta y entonces sólo queda el mar abierto;
por ese lado del risco lo escondimos. Esperábamos la lancha que se demoraba y pensé:
"Cada minuto que pase puede ser un minuto que se pierda para defenderle la vida aI
Flaco", Entonces agarré yo misma la canoa –en mi vida había remado-- y empecé a remar
pensando que el Flaco me estaba ayudando desde atrás, ¡y dele y dele! Cruzamos ese
pedazo de mar; fue violento, sobre todo si uno no sabe remar. Y yo remaba, pensando:
"Ahí viene el Flaco ayudándome". Y cuando íbamos como en la mitad volteo a mirarlo para
ver qué tan agotado estaba él, porque no articulaba palabra; lo volteo a mirar y el verraco
estaba muerto de la risa. Pues no estaba remando. Yo llegué con las manos llenas de
sangre pera lo sacamos al otro lado. El sabía que no pasaba nada grave, que nosotros
estábamos alarmados por nada, y aprovechó para mamar gallo.
No quería volar
Fíjense, él no quería volar en esa avioneta, porque desde la venida de: Panamá a Santa
Marta tuvieron problemas. Parece que hubo un vacío y se golpearon contra el techo, y él
no quería, pero temía que salir. Nos vimos en unos líos tremendos para convencer al
piloto de que volviera a llevar al Flaco a Panamá; y llevamos al Flaco hasta el avión.
Estaba muy preocupado, no era el hombre de siempre; no era el Flaco que todos
conocimos.
Le hacían resúmenes de libros
Otra cosa del Flaco que me impactó mucho es que yo me había hecho a la idea de que un
hombre de la talla de él tenía que ser todo un intelectual. ¡Y me encontré con cosas como
que los compañeros le leían y le hacían resúmenes dé los libros porque a él daba pereza!
Era muy intuitivo en la política, un hombre inspirado; había estudiado ciencias políticas
en la URSS, pero yo me imagino que fue algún cursito. Tenía una inteligencia privilegiada
y una capacidad increíble para ver al país, pera lejos de ser un intelectual. Tenía incluso
ciertas reticencias con los intelectuales. Particularmente esa noche que conversamos y
hablamos sobre la muerte, estuvo hablándome de los intelectuales casi en el tono del
discurso clásico marxista sobre los intelectuales. Eso me impactó de él.
¡Pero servirles la comida no!
Todo lo que pasó esa vez fue muy rápido, y yo siempre como desde un rincón, viéndolo.
Un día le hicieron una entrevista en una casa unos periodistas extranjeros y yo andaba
muy reacia con ese cuento de tener que ir a cocinar. ¡Qué papel ese!; hasta asumí dar la
vida en un momento de conflicto por él ¿me entiendes? Yo sabía que este era mi deber y
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
lo hubiera hecho con un placer infinito, pero servirles la comida no, eso a mí no me
cuadraba. Y entonces me obligó. Bueno, entonces serví la; comidas y me quedé en la
cocina haciendo un estrago feminista depravador, cuando el hombre entra y me dice:
"Tengo un peso del caraja Con esa entrevista; ¿por qué no vienes y me ayudas?" El era
eso, un hacedor de cuadras. No era un monstruo que estuviera tratando de aplastar a la
compañera. Y, clara, serví las comidas. Fue muy lindo el contacto con él en esos sus
últimos días. Fue algo muy importante para mi vida y pienso también que para la vida de
todos los que estuvimos con él en esos momentos. Un día me liberé, [qué caraja! Y nos
fuimos con él y con Nelly una tarde a jugar con unas llantas a una piscina de Santa
Marta; queríamos que él se fuera con algún día de haber gozado, de haberse reído como
un niño. Fue muy lindo; estuvimos jugando toda esa tarde y riéndonos a carcajadas y
olvidándonos del país.
El Flaco sollado
De pronto volteo a mirar y el verraco llevaba quién sabe cuánto tiempo mirándome, como
si yo fuera un espectáculo; cuando lo descubrí, se hizo el bobo. Fue el único momento en
que pude ver al Flaco, pero a otro Flaco, el morrogoso, el mujeriego, el sollado, pero aún
ese día los ojos de él estaban tristes. Dijo que la revolución era una fiesta; lo dijo con tal
calidez, que para mí él es el hombre que reivindicó la cultura caribeña como la potencia
cultural que se va a tragar a América Latina.
El peso de todo en ese Flaco güevón
Por la noche Yaneth y Fayad y Toledo se reunían y yo no me podía meter ahí. Yo tenía que
estar vigilando. Yo pasaba y los miraba; por eso tal vez ellos no podían ver lo que yo veía,
o tal vez' necesitaban conservar la imagen del Flaco muerto de la risa. Pero ese no fue el
Flaco de los últimos días. Es que cuando vos hablás con los compañeros que están
rozando los límites de la muerte, su comportamiento cambia totalmente. Entonces
hablábamos de eso, de recorrer los pasos. Esa fue la razón que yo me di de la tristeza
profunda del Flaco. Margot me decía que ella también sabía que el Flaco tenía una gran
tristeza y sobre todo una preocupación muy grande sobre cómo era que iban a sacar
adelante todo este proceso. Parecía muy agobiado por eso, como si tuviera en ese
momento nadie en quién apoyarse. Sobre él recaía el peso de toda la organización, el
peso de las propuestas, el peso de todo en ese Flaco güevón.
Que "el paquete" no les había llegado
Yo lo veo así... Pienso que dentro de su corazón, podía estar intuyendo algo. Lo dejamos
en la avioneta, se fue y nos regresamos a "limpiar" las casas, porque habíamos dejado
libros, camisas, etc.; que no quedara nada, por si después venía un allanamiento o algo
así. De pronto en una de esas casas entró una llamada de Panamá diciendo que "el
paquete" no les había llegado ¿Te podrás imaginar el dolor y la desesperación nuestra?
¡Uno consideraba que Bateman era inmortal, que podrían sucederle muchas cosas, que lo
podían coger, pero morirse no, él no se podía morir! Nos fuimos en un carro, con un
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
compañero, a una velocidad impresionante hasta el aeropuerto a preguntar los datos,
corriendo de un lado a otro, frenéticos, tratando de probar que eso era imposible. El
dolor iba ya muy hondo porque acababan de decir que en esa selva no había posibilidad
de salvación. Era como sentir que se aplastaba el proceso, que desaparecía una
esperanza. No nos sentíamos militantes, nos sentíamos colombianos. Era a Colombia a la
que se le había muerto el papá... Un dolor muy hondo. La organización se sintió muy mal.
En una conferencia públicamente se declaró el sentimiento de orfandad de la
organización. Eso fue muy duro para los dirigentes que quedaron. Pero la sombra del
Flaco crecerá, porque él pesa mucho sobre este país.comillas
Bateman Historia Multiple por Patricia Ariza, Pegyy y Clara Romero Bateman
viernes, 18 de diciembre de 2009
Ya no soy la persona alegre que bailaba.
Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar
."VINE A VERTE A TI Y AL MAR"
Clementina Cayón (Madre de Jaime Bateman Cayón. Militante del MRL.
Defensora de los presos políticos).
Yo parí a Jaime Bateman Cayó n en una tarde calurosa del mes de abril de 1940,
en mi casa colonial en Santa Marta, Era mi tercer hijo y ya antes de nacer le tenía su
nombre: se llamaría Jaime. Era la casa de nuestros padres, donde habíamos nacido todos
nuestros hermanos. Jaime nació el 23 de abril a las dos de la madrugada. Lloraba con
grito fuerte. Tenía la energía de los seres que protestan por llegar a un sitio desconocido.
Llegó a la vida protestando y así fue su vida; protestar por las injusticias que se cometen
a diario con los seres de este planeta tierra. Era el guerrillero que había venido al mundo.
Más tarde su madre sufriría por él, lucharía por él y sería solidaria con i todas sus
actuaciones. Lo respaldaba, le daba ánimos; es que Jaime vino a cumplir una misión de
unir a los hombres que saben sacrificarse por los demás.
Cordón umbilical
Yo he dividido mis sentimientos en dos partes: una para adorara mis hijos, otra
para venerarlos en el altar de mi espíritu. Fuerzas poderosas, más poderosas aún que
nuestro propio destino, me han unido a mis hijos, especialmente a mi último hijo. He
estado a su lado y lo he respaldado en todos sus actos. He estado unida a él en
espíritu. Como dijo el doctor García Márquez, aún estábamos unidos por el cordón
umbilical.
Jaime quería construir algo que mejorara la situación de toda la gente; construir
algo, servir de algo, dejar un grano de arena... hacer cosas, hacer cosas...
Su vientre, una universidad
Yo siempre fui izquierdista. Milité con López en el MRL. Recuerdo que íbamos a
Pescadito, un barrio muy grande que tiene Santa Marta, y hacíamos reuniones con mucha
gente. Una vez le avisaron a la policía y vinieron muchos. Le dieron una paliza a López,
que nosotros tuvimos que quitarle a la policía de encima. Quizás él no lo recuerde. Un
periodista me preguntó una vez que si yo había plagiado a mi hijo en la política, y yo le
contesté: "Pero oiga, yo lo parí, quizás la enseñanza la tomó del vientre mío".
Yo consentí a Jaime desde chiquito. Era un niño tranquiló, de un carácter pasivo.
Jaime, de jovencito, le tenía miedo alas otros para pelear. Siempre que un pelao le
buscaba pleito, él llamaba a su hermano, Carlos, para que lo defendiera. El me decía que
la pelea no le gustaba. Yo me imagino que era por la pierna que tenía mala a raíz de un
accidente. El toda.la vida fue pacifico, nunca fue violento.
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
Cambio de cuento
Cambió cuando entró al bachillerato, Una vez lo iban a expulsar del colegio porque
le dijo a un cura que le cambiara "el cuento". Eran los relatos de la biblia que les hadan
todos los años. Y le dijo: "Padre, ¿por qué no nos cambia el cuento de todos los años?"
Perdió el último año en el Liceo, pero fue por persecución, Ya en ese entonces reunía a
los muchachos del colegio para hacer mítines. El rector le tenía fobia. En una ocasión, un
profesor le puso cero a todos por castigarlo a él. En el Liceo, los profesores dormían la
siesta. Un mediodía, Jaime sacó a este profesor en calzoncillos y lo arrastró por todo el
colegio. Por eso lo expulsaron.
Sin zapatos en el techo
Yo me acuerdo que de pelao, él tenía amores con una muchacha que vivía al lado
de mi casa. Un día fue al camellón y la encontró con otro novio, sentada. Entonces se
agachó, le quitó los zapatos y se regresó a la casa de ella y los tiró al techo. La muchacha
después fue a acusarlo. Esas eran las cosas de Jaime.
La madre y el mar
Era un nadador insigne. Soñaba con el mar. La última vez que lo vi, vino a darle el
adiós a ese "monstruo", como le decía al mar. Yo le reclamé que era muy peligroso que
viniera a Santa Marta y él me dijo: "Es que vine a verte a ti y al mar".
Garnatón
Después del accidente aéreo, Jaime duró nueve meses perdido. Un día me llamó
Yamid Amat para contarme que habían encontrado la avioneta. Yo no le creí. Luego se
volvió a comunicar y me puso las noticias de Panamá en las que informaban que habían
encontrado el aparato. Entonces emprendí viaje a Panamá. Los del M-19 me recibieron
allá. Desde que llegué, iba todos los días a la Procuraduría: Tuve que pelear con mucha
gente. Los del ejército colombiano querían llevarse los restos. Un militar me dijo en una
ocasión que por qué querían enterrar a un guerrillero como si fuera gente, y entonces yo
me le abalancé y le pegué un garnatón. El Procurador me dio la razón a mí y le reclamó
diciéndole: "¿No ve que es una madre adolorida por la muerte de su hijo?". En Panamá
estuve como tres meses.
El desfile de un pueblo
Manuel Antonio Noriega me puso un avión expreso para regresar al país y envió un
escolta de su ejército para que me acompañara. Jaime estuvo tres días en la funeraria.
Pasó todo el mundo a despedirse. Acudió mucha gente al entierro. El gobierno no
permitió que se enterrara en Bogotá por temor de que se alterara, el orden público. Una
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
periodista expresó al pasar el desfile, que con ésto se probaba que en su pueblo nunca
nadie lo hubiera delatado, por la admiración, el cariño que todos le tenían. Desde
entonces, yo he cambiado mi vida, mí carácter. Ya no soy la persona alegre que bailaba.
Ya no tengo ganas de diversión. Lo que tengo es un retraimiento definitivo.
."VINE A VERTE A TI Y AL MAR"
Clementina Cayón (Madre de Jaime Bateman Cayón. Militante del MRL.
Defensora de los presos políticos).
Yo parí a Jaime Bateman Cayó n en una tarde calurosa del mes de abril de 1940,
en mi casa colonial en Santa Marta, Era mi tercer hijo y ya antes de nacer le tenía su
nombre: se llamaría Jaime. Era la casa de nuestros padres, donde habíamos nacido todos
nuestros hermanos. Jaime nació el 23 de abril a las dos de la madrugada. Lloraba con
grito fuerte. Tenía la energía de los seres que protestan por llegar a un sitio desconocido.
Llegó a la vida protestando y así fue su vida; protestar por las injusticias que se cometen
a diario con los seres de este planeta tierra. Era el guerrillero que había venido al mundo.
Más tarde su madre sufriría por él, lucharía por él y sería solidaria con i todas sus
actuaciones. Lo respaldaba, le daba ánimos; es que Jaime vino a cumplir una misión de
unir a los hombres que saben sacrificarse por los demás.
Cordón umbilical
Yo he dividido mis sentimientos en dos partes: una para adorara mis hijos, otra
para venerarlos en el altar de mi espíritu. Fuerzas poderosas, más poderosas aún que
nuestro propio destino, me han unido a mis hijos, especialmente a mi último hijo. He
estado a su lado y lo he respaldado en todos sus actos. He estado unida a él en
espíritu. Como dijo el doctor García Márquez, aún estábamos unidos por el cordón
umbilical.
Jaime quería construir algo que mejorara la situación de toda la gente; construir
algo, servir de algo, dejar un grano de arena... hacer cosas, hacer cosas...
Su vientre, una universidad
Yo siempre fui izquierdista. Milité con López en el MRL. Recuerdo que íbamos a
Pescadito, un barrio muy grande que tiene Santa Marta, y hacíamos reuniones con mucha
gente. Una vez le avisaron a la policía y vinieron muchos. Le dieron una paliza a López,
que nosotros tuvimos que quitarle a la policía de encima. Quizás él no lo recuerde. Un
periodista me preguntó una vez que si yo había plagiado a mi hijo en la política, y yo le
contesté: "Pero oiga, yo lo parí, quizás la enseñanza la tomó del vientre mío".
Yo consentí a Jaime desde chiquito. Era un niño tranquiló, de un carácter pasivo.
Jaime, de jovencito, le tenía miedo alas otros para pelear. Siempre que un pelao le
buscaba pleito, él llamaba a su hermano, Carlos, para que lo defendiera. El me decía que
la pelea no le gustaba. Yo me imagino que era por la pierna que tenía mala a raíz de un
accidente. El toda.la vida fue pacifico, nunca fue violento.
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
Cambio de cuento
Cambió cuando entró al bachillerato, Una vez lo iban a expulsar del colegio porque
le dijo a un cura que le cambiara "el cuento". Eran los relatos de la biblia que les hadan
todos los años. Y le dijo: "Padre, ¿por qué no nos cambia el cuento de todos los años?"
Perdió el último año en el Liceo, pero fue por persecución, Ya en ese entonces reunía a
los muchachos del colegio para hacer mítines. El rector le tenía fobia. En una ocasión, un
profesor le puso cero a todos por castigarlo a él. En el Liceo, los profesores dormían la
siesta. Un mediodía, Jaime sacó a este profesor en calzoncillos y lo arrastró por todo el
colegio. Por eso lo expulsaron.
Sin zapatos en el techo
Yo me acuerdo que de pelao, él tenía amores con una muchacha que vivía al lado
de mi casa. Un día fue al camellón y la encontró con otro novio, sentada. Entonces se
agachó, le quitó los zapatos y se regresó a la casa de ella y los tiró al techo. La muchacha
después fue a acusarlo. Esas eran las cosas de Jaime.
La madre y el mar
Era un nadador insigne. Soñaba con el mar. La última vez que lo vi, vino a darle el
adiós a ese "monstruo", como le decía al mar. Yo le reclamé que era muy peligroso que
viniera a Santa Marta y él me dijo: "Es que vine a verte a ti y al mar".
Garnatón
Después del accidente aéreo, Jaime duró nueve meses perdido. Un día me llamó
Yamid Amat para contarme que habían encontrado la avioneta. Yo no le creí. Luego se
volvió a comunicar y me puso las noticias de Panamá en las que informaban que habían
encontrado el aparato. Entonces emprendí viaje a Panamá. Los del M-19 me recibieron
allá. Desde que llegué, iba todos los días a la Procuraduría: Tuve que pelear con mucha
gente. Los del ejército colombiano querían llevarse los restos. Un militar me dijo en una
ocasión que por qué querían enterrar a un guerrillero como si fuera gente, y entonces yo
me le abalancé y le pegué un garnatón. El Procurador me dio la razón a mí y le reclamó
diciéndole: "¿No ve que es una madre adolorida por la muerte de su hijo?". En Panamá
estuve como tres meses.
El desfile de un pueblo
Manuel Antonio Noriega me puso un avión expreso para regresar al país y envió un
escolta de su ejército para que me acompañara. Jaime estuvo tres días en la funeraria.
Pasó todo el mundo a despedirse. Acudió mucha gente al entierro. El gobierno no
permitió que se enterrara en Bogotá por temor de que se alterara, el orden público. Una
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
periodista expresó al pasar el desfile, que con ésto se probaba que en su pueblo nunca
nadie lo hubiera delatado, por la admiración, el cariño que todos le tenían. Desde
entonces, yo he cambiado mi vida, mí carácter. Ya no soy la persona alegre que bailaba.
Ya no tengo ganas de diversión. Lo que tengo es un retraimiento definitivo.
VIII Conferencia Nacional M-19 Parte 4
Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
jueves, 17 de diciembre de 2009
sábado, 12 de diciembre de 2009
Todo el mundo quiere decir cosas, quiere protestar..
Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
viernes, 11 de diciembre de 2009
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Noam Chomsky (TCI). Lógica del capitalismo
Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
martes, 1 de diciembre de 2009
Los Años Inmensos
Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
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