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lunes, 23 de noviembre de 2009

BATEMAN: UN MISTERIO SIN FINALPor Gabriel García Márquez







Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.


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BATEMAN: UN MISTERIO SIN FINAL
Por Gabriel García Márquez
Lunes 3 Octubre 1983


Este primer gran reportaje de Gabriel García Márquez después de haber ganado el Nobel de Literatura, tiene su origen en una reunión informal con la redacción de esta revista. Durante una discusión sobre la desaparición de Bateman, García Márquez manifestó su extrañeza ante el hecho de que semanas después del accidente, los medios de comunicación no hubieran realizado la obvia investigación que imponía un suceso de esta naturaleza. Criticó el "síndrome de la chiva" que, según él, vive el periodismo colombiano y apostó que podía demostrar que un tema bien investigado podía ser más interesante que cualquier "chiva", aun cuando apareciera con retraso. La apuesta, como verán nuestros lectores, la ganó García Márquez y aquí está el resultado. La avioneta monomotor Piper PA 28 con matrícula colombiana HK 2139P y piloteada por el político conservador Antonio Escobar Bravo, salió del aeropuerto "Simón Bolívar" de Santa Marta a las 7:45 de la mañana del pasado 28 de abril con un plan de vuelo visual cuyo destino final era el aeropuerto civil de Paitilla en la ciudad de Panamá. Sin embargo, 7 minutos después aterrizó a pocos kilómetros de la población de Ciénaga, en una antigua pista comercial fuera de servicio, donde la esperaba un grupo de 10 personas. Tres subieron a bordo: dos hombres y una mujer. El más alto de ellos, flaco y un poco escuálido, con una camisa de mezclilla azul y una gorra de capitán de barco, era el hombre más buscado de Colombia desde hacía 5 años: Jaime Bateman Cayón comandante máximo del M-19 . Sólo ellos y unos pocos miembros de la organización sabían que la avioneta debía hacer una escala clandestina en otro aeropuerto fuera de servicio cerca de Montería, donde estaba prevista una reunión con delegados del Ejército Popular de Liberación (EPL), para discutir los pormenores de un programa de acciones conjuntas. Después debía proseguir hacía Panamá, donde se suponía que iba a llegar un emisario personal del presidente Belisario Betancur, para entablar conversaciones de paz. La avioneta hizo un último contacto con el control aéreo de Panamá 2 horas y 17 minutos después de decolar de Santa Marta, y cuando se encontraba a 55 millas náuticas del aeropuerto de Paitilla, pero no aterrizó nunca. Esto es todo cuanto se sabe con seguridad absoluta cuatro meses después de la desaparición de Jaime Bateman, y al cabo de una búsqueda intensa por tierra, mar y aire durante 70 días. Todo lo demás son suposiciones.RECOGIENDO SUS PASOS La suposición más arraigada --contra toda evidencia- es que no ha muerto. Cada quien tiene un argumento propio y una esperanza distinta para seguir en el engaño, como ocurre con Emiliano Zapata en México, como ocurrió durante tantos años en el mundo con Adolfo Hitler, y como ha ocurrido desde siempre con otros tantos que han sido devorados por la leyenda. En cambio, los únicos que creen que en efecto está muerto sin ninguna duda son algunos amigos de la infancia de Bateman que estuvieron con él en Santa Marta en los días previos a su desaparición. Pero su certidumbre tampoco se funda en ningún análisis racional, sino todo lo contrario, en la creencia caribe de que hay seres con el privilegio sobrenatural de volver a los sitios de sus afectos y repetir los mismos actos de sus mejores recuerdos en los días anteriores a su muerte. Se dice entonces que esa persona está "recogiendo sus pasos". Bateman, en efecto, se comportó en la última semana de su vida como si lo estuviera haciendo. Había llegado a la costa caribe el 19 de abril, cuando concedió la que había de ser su penúltima conferencia de prensa en algún lugar cercano a Cartagena, con motivo del decimotercer aniversario de su movimiento. Si bien trataba siempre de darle algún contenido histórico a aquella fecha, nunca fue muy cuidadoso con su propio cumpleaños --cinco días después--, y muchas veces, inclusive, lo olvidaba. Este 24 de abril sería diferente. A pesa de los riesgos enormes que corría permaneciendo en una región donde todos los servicios oficiales de seguridad debían saber que se encontraba, se empeñó en celebrar su cumpleaños en la ciudad de su nacimiento --Santa Marta--, a donde no iba por razones de prudencia elemental desde hacía 7 años. Allí estaban las querencias de su juventud: nombres y lugares que le revolvían la nostalgia. Las relaciones con su padre eran más bien inciertas, y las que mantuvo con sus hermanos eran buenas pero ocasionales. En cambio, las que mantuvo con su madre --la brava Clementina Cayón-- tenían la misma esencia pasional de las que tuvieron con las suyas el padre Camilo Torres y el Che Guevara, que parecían condicionadas por una dependencia umbilical al mismo tiempo entrañable y conflictiva. Algunos compañeros cercanos de Bateman han contado que en las noches de peligro de la clandestinidad, o en las erráticas y solitarias de la selva, soltaba un largo suspiro que le salía del alma: "¡Ay, Clementma Cayón, qué será de tu vida!". Se veían con frecuencia, siempre en lugares distintos y secretos, porque la casa de ella estuvo sometida durante mucho tiempo a una vigilancia constante. Una vigilancia que tenía la misma carga de humanidad de quien la soportaba y de la ciudad donde se ejercía, que es tal vez la más doméstica del país. Clementina Cayón --no se sabe si por indulgencia o por astucia- veía al pobre vigilante parado en la esquina bajo el tremendo sol de las doce, y le ofrecía una silla para sentarse, le mandaba un jugo de guanábana, o un plato de sancocho, o un cigarrillo, y al poco tiempo tenían que cambiarlo porque ya se había vuelto como si fuera de la familia. Con todo, el riesgo del cumpleaños en Santa Marta era enorme, pero Bateman lo decidió de un modo tan terminante, que hasta sus servicios de seguridad, tan contrarios a esta clase de complacencias sentimentales, tuvieron que doblegarse. El grupo completo que había asistido a la conferencia de prensa viajó de Cartagena a Santa Marta por carretera al amanecer del 20 de abril. La costa Caribe estaba en tiempo de sequía y el olor de la guayaba era más intenso en el aire ardiente. Bateman se convirtió en un guía nostálgico, en especial de los dos compañeros del comando superior --Alvaro Fayad y Carlos Toledo Plata--, que viajaban en el mismo automóvil, y que eran de otros mundos de nostalgias distintas. En cada sitio del camino hizo una evocación. Después del estrecho puente que separa el mar y la Ciénaga Grande --muy cerca de donde había de abordar una semana después la avioneta de su mal destino-- ordenó una parada para desayunar con mojarras fritas y tajadas de plátano en una de las fondas de la carretera. Luego no pudo resistir la tentación de volver a su tierra cómo había vuelto tantas veces en su juventud, y le quitó el volante al conductor y siguió manejando él hasta Santa Marta, con una parada más para tomarse una cerveza matinal en el Rodadero. Días antes, Bateman había visto en Panamá la película española "Volver a empezar", que este año obtuvo el Oscar de la mejor película extranjera, y que cuenta la historia de un hombre que vuelve, ya maduro y famoso, a su pueblo natal de Oviedo. Aquella mañana tuvo de pronto la revelación --y así lo dijo a sus compañeros- de estar protagonizando una versión viva de aquella película. Ni en ese momento, ni en ninguno de los días siguientes, Bateman hizo nada por ocultarse ni por disimular su identidad. Visitó en Santa Marta todos los lugares que habían dejado algún rastro en su memoria, y tal vez lo único que no volvió a hacer como en su juventud fue jugar fútbol con bolas de trapo en la playa. Se vio varias veces con su madre, por supuesto, pero nunca en la casa de ella, y le pidió noticias de los amigos más remotos y de varias novias olvidadas. Recordaba de un modo especial a sus condiscípulos del Liceo Celedón, donde no pudo terminar el bachillerato por su conducta revoltosa. Todos, hasta donde fue posible, recibieron una invitación verbal para la fiesta de sus 44 años.TIEMPO DE MANGOS Cómo no fue descubierto en una ciudad donde todo el mundo se conoce y donde andan por todas partes los agentes secretos de la guarnición militar, de la policía y de la Dirección Administrativa de Seguridad, es algo que cuesta trabajo creer. Una razón, sin duda, es que Bateman era muy popular en su tierra, y había muy pocas probabilidades de encontrar a alguien que quisiera denunciarlo, aun si estuviera en desacuerdo con él. Pero había otra razón real y además divertida. Uno de los varios hermanos de Bateman se parecía a él como si fuera su gemelo, y al igual que él era un mamador de gallo de los grandes. Desde que aparecieron en la prensa las primeras fotografías del comandante clandestino, el hermano hizo todo lo posible por aumentar el parecido: un peinado afro, un escuálido bigote de lampiño, una camisa azul, unas botas de monte. Durante un tiempo se burló de los policías amigos, sembró el desconcierto en los lugares públicos de Santa Marta, se divirtió y divirtió cuanto quiso, hasta que todo el mundo se acostumbró a la suplantación. Pero cuando el que apareció fue el Jaime Bateman de verdad, muchos que lo vieron en los mismos sitios de siempre debieron pensar que no era él sino el otro, que había resuelto seguir mamando gallo con una gorra de lobo de mar. En todo caso, ni el detective más perspicaz se hubiera atrevido a creer que el Bateman real fuera capaz de andar por la calle con su propia cara. No es posible concebir una fiesta más rara que la de aquel cumpleaños. Bateman había alquilado una casa en una de las tantas playas cercanas a Santa Marta, cuyo acceso en automóvil era posible pero difícil. Abril es tiempo de mangos, que era su fruta favorita, y no sólo se hizo llevar varias cajas para él y sus invitados, sino que algunos de ellos le llevaron otras de regalo. Había ron blanco a pasto, y whisky para quien quisiera, pero la bebida oficial era la favorita de Bateman desde mucho antes de que se pusiera de moda: piña colada. Las rígidas normas de seguridad enrarecieron mucho más la fiesta. Por lo menos cien invitados estuvieron en ella a lo largo del día, pero nunca hubo más de 10 al mismo tiempo. En efecto, el único modo de llegar eran los botes del alquiler al otro lado de la bahía, y sólo cabían ocho personas en cada viaje. Un bote iba y otro venía para evitar aglomeraciones en la fiesta. De todos modos, cerca de la casa había dos lanchas rápidas, dos automóviles, y toda una columna guerrillera de seguridad que hubiera podido enfrentarse a cualquier ataque sorpresivo.
Bateman era un hombre de parranda, pero a su modo. Bailaba bien la salsa y el vallenato, y le gustaba hacerlo, pero era un bebedor moderado. Como buen caribe, era tímido y triste, pero disimulaba esa doble condición con su simpatía natural explosiva. Su comportamiento de cumpleaños fue lo menos convencional que pueda imaginarse. Recibía a sus invitados en pantalón de baño, brindaba con ellos, conversaba entre grandes carcajadas, bailaba un poco con un conjunto de vallenatos contratado, y comía mangos. De pronto se echaba al agua y nadaba por un largo rato mientras sus invitados seguían la fiesta, y tal vez era ese su momento más feliz, pues desde niño era un nadador rápido y ágil. Clementina Cayón llegó hacia el medio día con un cargamento de refuerzo de piña colada, y su presencia alborotó la parranda. Alguien grito, en la pausa de un vallenato: "Clementina Cayón: tienes una matriz de oro". Los servicios de seguridad, en todo caso, estuvieron pendientes de que a nadie se le fuera la mano con la piña colada.MENSAJE INTEMPESTIVO Hasta ese momento, Bateman no pensaba ir a Panamá. Su proyecto era atravesar por tierra todo el país para entrevistarse con el segundo comandante del M-19, Ivan Marino Ospina, quien dirigía las guerrillas del Caquetá. Por su parte, Alvaro Fayad iría a Bogotá y Toledo Plata a Cali, y todos volverían a encontrarse tres meses más tarde en las selvas del Putumayo para una reunión plenaria del comando superior. Estos planes cambiaron de pronto porque Bateman recibió un mensaje intempestivo de Panamá, según el cual se esperaba allí un emisario personal del presidente Betancur que deseaba entrevistarse con él. Al parecer, el mensaje no era muy explícito, pero hacia suponer que se trataba de una personalidad de alto rango y Bateman esperaba una ocasión como esa desde que se frustró la posibilidad de entrevistarse con el presidente de Colombia en Nueva Delhi durante la conferencia de los No Alineados. De modo que en menos de 24 horas cambió todos sus planes inmediatos y decidió el viaje imprevisto que lo condujo al desastre. El interés que tenía Bateman de entrevistarse con Betancur para entablar un diálogo de paz sin intermediarios se había convertido en una obsesión. Pero en aquel momento estaba convencido, por numerosos indicios, de que el gobierno no quería dialogar con él. El último de esos indicios --el 3 de abril- parecía demasiado evidente. De regreso de Cancún, donde se entrevistó con los otros presidentes del grupo de Contadora, Betancur había hecho una escala breve en Panamá. Bateman lo había esperado ahí con la ilusión de verlo, y durante todo el día se mantuvo a la expectativa a muy pocas cuadras del lugar en que Betancur conversó por más de una hora con el entonces coronel Manuel Antonio Noriega, jefe de los servicios de seguridad de la Guardia Nacional de Panamá, y su comandante actual. Betancur y Noriega trataron entre otras muchas cosas sobre las actividades del M-19 en Panamá, pero en ningún momento se planteó la posibilidad de una entrevista con Bateman. Desilusionado una vez más, éste le escribió al presidente una carta en la cual insistía en la urgencia de una tregua para entablar un diálogo de paz. La carta fue entregada al presidente de Panamá, Ricardo de la Espriella, quien se la leyó por teléfono a Betancur el 21 de abril, cuando Bateman estaba en Santa Marta. Tal vez éste pensó que el envío de un emisario presidencial a Panamá fuera el resultado de esa carta, y por eso resolvió viajar a Panamá con tanta urgencia. Sin embargo, ninguna fuente colombiana ha podido confirmar que en realidad existiera la disposición presidencial de mandar un emisario a Panamá por aquellos días. Lo único que ocurrió fue una diligencia de sondeo que hizo el presidente de la Comisión de Paz, Otto Morales Benítez, --poco antes de su renuncia-- pero era una tentativa tan vaga que el presidente Betancur no estaba enterado de ella ni merecía un viaje tan apresurado de Bateman a Panamá.PILOTO DE CONFIANZA Durante su semana en Santa Marta, Bateman se vio varias veces con un viejo amigo: el político conservador Antonio Escobar Bravo a quien había conocido muy joven, y con quien había vuelto a hacer contacto a través de Toledo Plata, cuando ambos eran representantes a la Cámara. Muy pocos sabían entonces que Escobar era un piloto con la experiencia necesaria para andar por cualquier parte del país en su avioneta monomotor. Había hecho su curso completo en el Aeroclub del Atlántico, en Barranquilla, donde había obtenido la licencia de piloto privado número 767 por resolución número 3550 de la Dirección Aeronáutica Civil en 1976. Esa licencia le permitía pilotear una nave con un peso máximo de 5.670 kilos, y su avioneta sólo pesaba 1.156. De acuerdo con su hoja de vida, su conducta como aprendiz había sido buena, su aptitud también buena, y además entusiasta y constante. Su chequeo de vuelo el 15 de febrero de 1983 --dos meses antes del accidente-- había sido satisfactorio, y su examen médico fue calificado como perfecto para volar. Sin embargo, en términos profesionales estrictos, no podía considerarse un piloto experto, pues esta calificación requiere entre 3 mil y 4 mil horas de vuelo, y Escobar sólo tenía 800, incluídas las de la escuela. Su avioneta estaba bien equipada con un sistema doble de radio VHF, un sistema doble de navegación VOR que permite determinar desde tierra la posición de la nave, un sistema de radioayuda (ADF) y un sistema ILS para aterrizar por instrumentos. Sin embargo, por su nivel de experiencia, Escobar no estaba autorizado para servirse de este último sistema. La única falla grande de ese equipo era la falta de un radar, que hubiera sido lo más útil de todo en la emergencia de Panamá. Pero muy pocas avionetas como la de Escobar lo tienen instalado de origen, y su instalación posterior es de un costo muy elevado. En todo caso, Bateman le tenía confianza. De modo que cuando se planteó en Santa Marta la urgencia de viajar a Panamá lo llamó a la playa donde vivía, y se pusieron de acuerdo para irse al día siguiente.La diez personas que esperaban la avioneta en el aeropuerto fuera de servicio cerca de Ciénaga, eran las siguientes: Bateman, Toledo Plata, Nelly Vivas, Conrado Marín, dos miembros de la dirección nacional y cuatro miembros de la seguridad del movimiento. Llegaron en varios automóviles antes del amanecer, y esperaron la avioneta en un rincón discreto. Aterrizó a las 7:52, que era más o menos la hora prevista. Los tres que la abordaron de inmediato eran Jaime Bateman, Nelly Vivas y Conrado Marín, que iban hacia el frente del Caquetá por la vía de Panamá. Nelly Vivas era una bióloga caleña, especializada en París durante ocho años, y profesora en el colegio Santiago de Cali. Había ingresado al M-19 unos 6 años antes, formaba parte en la actualidad del comando superior, y había sido la encargada de hacer los primeros contactos con el ex presidente Carlos Lleras Restrepo, cuando éste dirigía la Comisión de Paz bajo el gobierno de Turbay Ayala. Conrado Marín era un campesino de Florencia que había ganado el grado de mayor en las guerrillas del Caquetá. Fue uno de los primeros que se acogieron a la ley de amnistía del presidente Betancur, pero cuatro compañeros suyos amnistiados junto con él fueron asesinados por desconocidos en el curso de pocos meses en las calles de Florencia.Temiendo correr igual suerte, Marín se reincorporó al movimiento después de entrevistarse con Bateman en Santa Marta. Fayad no estaba en el aeropuerto porque había viajado a Bogotá por carretera la noche anterior.Entre el aterrizaje y el decolaje de la avioneta no debían transcurrir tres minutos, pero hubo un retraso imprevisto, cuando Bateman apareció en la puerta y pidió una cajetilla de cigarrillos a los compañeros que se quedaban. Estaba satisfaciendo sin duda un deseo de última hora de alguno de los pasajeros, o tal vez del piloto, porque él había dejado de fumar desde hacía 8 años. Fue una demora sumplementaria de 4 minutos.Bateman ocupó el asiento en que viajaba siempre: el del copiloto. Había viajado tanto allí, que estaba seguro de poder improvisar un aterrizaje de emergencia, sólo por lo que había visto en tantas horas de vuelo. Viajaba tranquilo, con su buen humor de siempre, pero había declarado alguna vez que era capaz de todo en la vida menos de lanzarse en paracaídas. Cuando se movía en automóvil llevaba una pistola Browning metida en el cinturón debajo de la camisa, una metralleta, y por lo menos una granada al alcance de la mano. Pero antes de aquel último vuelo le había dejado la metralleta a Alvaro Fayad, y llevaba sólo la pistola y dos granadas. Su único equipaje era un maletín de mano con una muda de ropa, dos mil dólares en efectivo, un cassette con las canciones de Celina y Reutilio, y la edición en español de "Doña Flor y sus dos maridos", del brasilero George Amado, que había querido leer después de ver la película. Llevaba un walky talky VHF con un alcance de 18 kilómetros, con el cual solía comunicarse desde el aire con algunos comandos de tierra del M-19, como pensaba hacerlo antes de aterrizar cerca de Montería para estar seguro de que no lo esperaba ninguna sorpresa en el aeropuerto secreto. Llevaba también un pasaporte colombiano con una foto auténtica pero con un nombre distinto. Pero el objeto más insólito que llevaba era un equipo emisor de señales luminosas, capaz de lanzar bengalas rojas y azules a grandes alturas. Estaba diseñado para casos de pérdidas en el mar o en la selva, y Bateman lo había comprado en su último viaje a Panamá. No era extraño, pues su afición por los juguetes electrónicos fue siempre objeto de burlas cordiales de sus compañeros, pero sus amigos caribes lo habrían interpretado sin duda como un acto premonitorio. Más tarde, durante las búsquedas inútiles en la selva, la certidumbre de que Bateman llevaba aquella máquina de salvación fue una de las esperanzas más firmes de las comisiones de rescate. Pero cuando la avioneta partió del viejo aeropuerto de Ciénaga nadie debió pensar en eso. El cielo era diáfano y sin una sola nube, como para un viaje feliz. Sin embargo, a esa hora exacta, el satélite meteorológico de los Estados Unidos estaba fotografiando la vasta extensión desde Urabá hasta Nicaragua, que empezaba a cubrirse de espesas nubes e malos presagios.OTRO TIPO DE CONTRABANDOAlvaro Fayad llegó a Bogotá esa misma tarde, después de una larga noche de carretera, y pensó que a esa hora Bateman debía estar tranquilo en Panamá. Se alegró de que no lo hubiera acompañado en el largo viaje por tierra, como estaba previsto, porque su automóvil había sido detenido seis veces por patrullas del ejército, de la policía de aduanas y del control de tráfico de drogas. En todos los casos, los ocupantes habían tenido que identificarse, por lo menos en tres les iluminaron las caras para compararlas con los retratos de las cédulas de identidad, y los sometieron a rápidos cacheos. Tal vez Bateman no hubiera podido pasar por tantos filtros, no sólo por su estatura inconfundible y porque ya había sido visto muchas veces en la televisión, sino porque tenía una seña de identidad más reveladora que las mismas huellas digitales: su pierna derecha. En efecto, a los 9 años de edad, Bateman fue atropellado por un camión cuando jugaba fútbol con una bola de trapo en una calle de Santa Marta. La pierna le fue enyesada sobre la herida y con el hueso astillado, y aquella chapucería le causó una gangrena cuyos estragos no sanaron jamás. Fueron inútiles incontables tratamientos y varios injertos de hueso. Su tibia sin carne estaba apenas cubierta por una piel tensa y apergaminada que volvía a ulcerarse al menor tropiezo. Las largas marchas en la selva eran un martirio perpetuo, y en muchas ocasiones tuvo que retirarse de la lucha para someterse a nuevos tratamientos. Era una marca imborrable que todos los servicios secretos conocían, y siempre que encontraban a alguien que pudiera ser Bateman le levantaban la bota del pantalón para ver el estado de su pierna. En la única ocasión en que era él en realidad, tuvo la suerte inconcebible de que el soldado le levantó la bota de la pierna sana, y lo dejó seguir.Fayad durmió aquella noche sin recibir ninguna noticia de Bateman. Al día siguiente muy temprano, dos miembros del equipo de comunicación de Bogotá le avisaron que la avioneta de Escobar no había llegado a su destino, pero él pensó que tal vez había aplazado el vuelo. Sin embargo, poco después le confirmaron que en efecto la avioneta habia salido de Santa Marta a la hora prevista, pero no había hecho la escala en Montería ni había llegado a Panamá. Entonces llamó a Toledo Plata, que aún estaba en Santa Marta, y éste le confirmó la verdad: la avioneta había sido declarada en emergencia el día anterior a las 12.28 por la Aeronáutica Civil de Panamá, y la búsqueda aérea había empezado de inmediato. Hasta el momento, 24 horas después, no se había encontrado el menor rastro. Fayad sólo dijo una palabra cuando colgó el teléfono: "¡Mierda!". Días después, hablando con unos amigos, resumió el impacto de aquel día con una frase: "Se me apagó la luz ".El 30 de abril, "El Tiempo" publicó en su página 9 una foto de Escobar, con la noticia de que se había perdido en su avioneta sobre territorio panameño. No eran más de 20 personas que sabian, al leer aquella noticia, que detras de ella había otra mucho más espectacular. Lo sabian, por supuesto, Fayad y Toledo Plata, los miembros de la seguridad que estaban en el aeropuerto de Santa Marta, y los dos miembros del equipo de comunicaciones que habian manejado la noticia en Bogotá. Lo sabian además otros seis miembros del equipo de seguridad, los dos miembros de la dirección nacional que seguían con Toledo Plata, el representante del M-19 en Panamá y el encargado de la seguridad de Bateman en ese país que se habian quedado esperando en el aeropuerto, y por último los seis que se quedaron esperando en Montería. Aunque Santa Marta es una ciudad donde resulta casi imposible guardar un secreto tan grande, lo cierto es que éste logro controlarse durante 22 días, hasta que el jefe de redacción de "El Universal" de Cartagena, Angel Romero, lo descubrió por una casualidad que parece inverosímil. Poco antes, sin embargo, la base Howard del Canal de Panamá --a la que la Aeronáutica Civil de Colombia habia pedido ayuda para buscar la avioneta de Escobar-- contestó con un cable que hace pensar sin ninguna duda que allí sabian quiénes iban en ese vuelo. "Esa nave no llevaba droga --decía el cabíe--sino otro tipo de contrabando".LOS MINUTOS QUE FALTANLo que ocurrió en realidad desde que la avioneta salió del aeropuerto de Ciénaga, sólo ha sido posible vislumbrarlo por la grabación de los distintos contactos que hizo Escobar con el control aéreo de Panamá. Gracias a la Dirección de Aeronáutica Civil de Colombia, y de sus técnicos mejor calificados, que nos ayudaron a descifrarla, se puede decir que el primer contacto fue hecho a las 9:52. Después de identificarse, le preguntaron a qué hora habia salido de Santa Marta, y Escobar contestó que a las 7:51. El dato era falso: en realidad habia salido 6 minutos antes, pero el piloto acumuló los seis que habia necesitado para recoger a sus pasajeros en el aeropuerto secreto, de modo que no quedara ninguna pista de ese aterrizaje clandestino. Fue su único dato falso. Nunca dijo que viajaba solo --como se publicaria más tarde--, aunque es probable que lo hubiera dicho si se lo hubieran preguntado, para no entrar en contradicción con su plan de vuelo de Santa Marta. En cuanto a la escala en Montería, no se sabrá nunca por qué no la hizo ni cómo la habria justificado si la hubiera hecho, pero la foto del satélite demuestra que las condiciones del tiempo no eran propicias para un aterrizaje visual.En su primer contacto informó que estaba ascendiendo de 6 mil pies --que era la altura autorizada sobre el mar- para alcanzar la de 9 mil pies. La maniobra era normal, porque en frente debia estar viendo la serranía de El Darién, que es la más alta de Panamá. El rumbo que llevaba era correcto para llegar al aeropuerto de Paitilla. A las 9.57, volando ya a 9 mil pies, volvió a hacer contacto para decir que tenia mal tiempo en frente. El controlador de vuelo le sugirió que subiera a 10.500 pies, donde el tiempo era mejor, y que se mantuviera allí mientras consultaba con el control de radar cuál era la ruta con mejor tiempo. El controlador de radar se la comunicó a través del controlador de radio. El problema en ese momento era que la avioneta de Escobar no podia ser identificada en el radar, porque no disponia del equipo adecuado para darse a conocer. En cambio, era posible localizarla en el DF (Direction Finder), mediante una señal de radio emitida desde la avioneta. Escobar hizo un nuevo contacto a las 10.04 para informar que volaba a 10.500 pies de altura, y que tenia mal tiempo adelante, pero que veía algunos huecos en las nubes por donde podia pasar. Su voz era tranquila, y sus cálculos y decisiones eran las de un buen navegante. Entonces el control de radio le pidió que oprimiera el botón de radio para localizarlo en el DF, y Escobar lo hizo por un instante, antes de que su señal se interrumpiera para siempre. En ese momento se encontraba a 55 millas al noroeste del cerro de Ancón, que está en el límite de la ciudad de Panamá con la zona del Canal. Esto quiere decir que aún tenia combustible para volar 2 horas y 40 minutos más, pero aún estaba sobre el Atlántico y a 30 millas de distancia de la serranía del Darién. Si el percance ocurrió en el momento en que se interrumpió la señal de radio, no hay ninguna duda de que cayó en el mar. Pero no hay ninguna prueba de esto. Pudo haber volado todavia todo el trayecto marino sin hacer un nuevo contacto radial --que tal vez ya no fuera necesario-- y encontrarse con el mal tiempo insalvable cuando ya volaba sobre la serrania del Darién. Entonces no es probable que hubiera podido intentar un nuevo contacto, pues cuando una nave como esa penetra en una mala turbulencia es como si atravesara una batidora inmensa: el piloto más experto tiene que concentrar sus cinco sentidos en mantener a toda costa la estabilidad del avión, y no tiene ni manos ni alma para ocuparse del radio. Una sacudida demasiado violenta puede arrancarle un ala de cuajo. Pero si penetra por error en un cumulo nimbus, se destroza en pedazos, y sus escombros pueden dispersarse a muchas millas a la redonda.PALMO A PALMOLa Aeronáutica Civil de Panamá hizo la exploración aérea de rutina durante 8 días. La familia de Escobar, con toda clase de colaboraciones oficiales y privadas, insistió varias semanas más. Las patrullas del M-19 cuadricularon un inmenso territorio de casi 50 mil kilómetros cuadrados durante 70 días. Exploraron palmo a palmo el universo deshabitado de la selva de Urabá, desde Montería hasta el Tapón del Darién, por el lado de Colombia. Y del otro lado, desde la frontera con el Chocó hasta la misma capital de Panamá. Sólo en esta última zona --según dato de las comisiones de rescate-- han caído entre 20 y 30 aviones desde la Segunda Guerra Mundial, de los cuales se han encontrado cuatro. Una de las patmllas que buscaban la avioneta de Escobar encontró los escombros de un avión desaparecido en 1963, y estaban enredados entre la maleza, a sólo 20 metros de un camino muy transitado. Otras encontraron equipos de comunicaciones de la defensa de los Estados Unidos, perdidos desde quién sabe cuánto tiempo. Es un reino sin limites de frondas y pantanos donde apenas si penetran unas gotas de sol, y que se cierran de inmediato tan pronto como alguna nave cae en el fondo de sus entrañas. La única manera de orientarse, cuando no se tiene una brújula, es observar la dirección de las hojas, que se inclinan siempre hacia el oriente. No es probable que Escobar hubiera podido salir solo, pero Bateman y Marín sabian como hacerlo. Este último era campesino del Caquetá y lo sabía desde la infancia. Bateman lo habia aprendido, y había demostrado saberlo cuando se perdió con seis de sus hombres en la selva del Caquetá, el año pasado. Lo curioso es que el M-19 no supo en aquella ocasión que estaba perdido, hasta que no aparecieron todos sanos y salvos al cabo de un mes y medio.En los métodos de orientación hay discrepancias entre los guerrilleros urbanos y los campesinos. Aquellos se sienten perdidos si no tiene una brújula. Los campesinos, en cambio, se orientan más por el instinto, y creen que las brújulas pueden ser alteradas por distintos fenómenos. Los cálculos que hizo el M-19 desde el principio indicaban que si Bateman o Marin estaban sanos después del accidente, podian salir por sus propios medios al cabo de 15 días, que es el tiempo en que podian cruzar completa la selva de Panamá. Si quedaban vivos, pero heridos como para no poder moverse, hubieran podido hacer campam



lunes, 16 de noviembre de 2009

Bateman habla de su muerte.


Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón


“Y la revolución se hace para el pueblo, por eso tenemos que
nacionalizar la revolución, ponerla bajo los pies de Colombia, darle
sabor a pachanga, hacerla con bambucos, vallenatos y cumbias, hacerla
cantando el Himno Nacional.” Jaime Bateman Cayón
Edición Digital: Movimiento Jaime Bateman Cayón. 2009.
Movimientojaimebatemancayon@gmail.com
Este texto podrá ser reproducido, total ó parcialmente, sin el previo
permiso del escritor o del editor.
¡No contaban con nuestra astucia!
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
BATEMAN HABLA DE SU MUERTE
ALFREDO MOLANO
Revista Semana, 1º de agosto de 1983
El “Flaco” ya no era flaco, pero seguía alto, altísimo. Había dejado ese aire de
muchacho de provincia en la capital, erizado de frío y fastidio. Había dejado la vieja
gabardina negra que cada día era más verdosa. Ahora tenía aspecto de profesor en
derecho penal; lo esperábamos con ese afro que le distraía la nariz; llegó peinado
hacia atrás, engominado, más narigón que nunca.
Nos abrazó calurosamente con sus largos brazos. Se sacó de la cintura una pistola
inmensa y entregándonosla nos dijo: “¡Guarden esa joda por ahí!, algún día habrá que
dejarlas porque son incomodísimas”. Dio algunas vueltas por el cuarto y se sentó al
lado de la ventana. Enfrente, soldados de la brigada ensayaban un desfile militar. El
“Flaco” sonrió. Era el momento de comenzar a preguntarle.
*A.M.* = “Flaco”, no te da miedo verte a media cuadra de ellos? ¿No te impresiona
pensar la ironía que significa encontrarte a tan corta distancia de esos hombres que te
buscan?
No, hombre. ¿Acaso no sabes que yo soy invisible para ellos?, ¿para qué crees que
sirve la cadena mental?...
*A.M.* = ¿La cadena mental? ¿Qué es esa vaina?
Mira, lo que pasa en el fondo es que mi mamá es gnóstica, mi mamá fue responsable
de la organización de la gnosis en Santa Marta. Y ellos hacen todos los sábados una
cadena para protegernos a nosotros, a la organización.
*A.M.* = ¿Y crees por fortuna que estará funcionando hoy?
Claro hermano, de lo contrario no estaríamos aquí hablando y menos frente a ellos.
*A.M.* = Te sientes, pues, protegido. Pero ¿qué es eso de la cadena mental, en serio
qué es? ¿Crees realmente en ese rollo?
Pues eso es simplemente creer que la mente tiene poder. Mira, yo creo básicamente
en mi mamá. Yo no sé si la cadena es o no eficaz. Pero a mí me ha funcionado muy
bien. No sé si porque creo en mi mamá y ella en la cadena, pero ahí hay algo raro. Yo
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
me siento seguro. Yo he estado en situaciones muy difíciles, desesperadas. He estado
muchas veces prácticamente preso. En otras me he dado por muerto. Y nada,
hermano, ahí sigo.
*A.M.* = ¿Ahora de grande? ¿Ahora como jefe del M 19, o cuando eras estudiante?
No, ahora. Por ejemplo, una vez yo llegaba en una Wartburg a un apartamento que
teníamos en el centro. De repente veo a una vecina en la acera; la miro y caigo en
cuenta de que habían allanado. Fue sólo una mirada, un rayo, e inmediatamente volví
a acelerar y seguí derecho. Me volé. Me tenían preparada una celada de la que no
hubiera salido vivo. La mirada de esa pelada me dijo todo. Era una fuerza...
inexplicable. Una fuerza que me hizo cambiar de rumbo. En Tocaima la cosa fue más
jodida. Nos volamos como pudimos, a la de Dios, nos botamos al río de noche a una
agua hedionda y negra. Al kilómetro salimos corriendo mierda por los cuatro costados.
Nos lanzamos a campo traviesa, pero de golpe nos vimos acorralados: el Ejército
venía por todos lados, por todas partes, convergía sobre nosotros. Hicimos un
acotejado y nos parapetamos. Ellos llegaron justo a nuestro lado, los oíamos respirar,
más que respirar, resollar. Nosotros éramos cuatro, los soldados diez, veinte,
cincuenta... se arremolinaron encima de nosotros. Los oíamos: tap tap tap. Pasaban,
volvían, maldecían, y ¿qué nos protegía? Dígame, compa ¿qué era lo que nos
protegía? ¿Por qué no nos veían? ¡Si estábamos de bulto!... Ellos pasaban y nosotros
invisibles. Al rato pati pati pati, los tiros. Yo no me asusté, créame hermano, yo no me
asusté. Lo digo con toda honestidad. No me asusté a pesar de saber que estábamos
más cercados que unos ratones blancos en un laboratorio. Pero yo tenía confianza,
más que confianza seguridad de que saldríamos bien librados. Les dije a los
compañeros: filémonos, despacito, como si fuéramos la misma noche. Y salimos.
Salimos a pesar de los faroles y los reflectores que nos corrían por la espalda.
*A.M.* = Pero también fue tu experiencia guerrillera la que te ayudaba. Tu experiencia
con las FARC. Saber ya sobre las tácticas de los campesinos en la violencia...
Claro, eso también juega su papel. A la gnosis hay que ayudarla, la cadena hay que
fortalecerla. Otra vez me cogieron en un carro robado. Me pararon, me requisaron, me
pusieron preso. Estaba preso... y de buenas a primeras me soltaron sin saber por qué.
¿Y cuando lo de Lucho? A Lucho lo andaban siguiendo hacía días, un mes o más. Nos
encontramos, charlamos, nos reímos, nos separamos. Cuando volteo la espalda lo
interceptan y le preguntan: ¿quién es ese tipo alto con quien usted estaba hablando?
Hombre, es inexplicable. Si yo estoy buscando un tipo que es el jefe de una
organización y sé que es alto, yo le echo mano aunque sea para investigarlo. Pero no,
me dejan ir. Ni siquiera tuve que apresurar el paso. ¡Inexplicable!
*A.M.* = ¿O explicable por la cadena mental?
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
Bueno, yo creo un poquito de todo. Por lo menos la cadenita esa me da mucha
frescura, mucha seguridad. Sin que ello signifique que yo sea un irresponsable que
ande dando papaya.
No, yo me cuido, me cuidan y desde luego nos cuidamos. Yo creo que hay algo ahí, yo
hablo con mi mamá continuamente. Necesito hablar con ella, me da fuerza. Entre cosa
y cosa me pierdo para hablar con ella. La organización se asusta cada rato, pero
cuando vuelvo a aparecer siguen respirando tranquilos. Hace poquito conversé mucho
con ella. Me contó que cuando salió la noticia de que me habían matado en Tocaima
dijo: “No lo han cogido, no lo cogen”. Estaba absolutamente segura que a mí no me
cogían. Cuando mataron a un tipo González, dijeron que me habían matado; fueron
donde mi mamá y le dijeron: “Señora, acaba de morir su hijo”. Ella les contestó: “No,
no es cierto, estoy absolutamente segura que está vivo”. Le preguntaban cómo sabía,
y ella dijo: “Porque está escrito”.
Pero cómo, me dirás tú, cómo es posible que tú creas en eso, pues sí hermano, lo que
pasa es lo siguiente: a los tipos que les hacen cadena los vuelven inmortales. Te voy a
decir cómo. Si una persona es absolutamente sentida, constantemente querida, si en
ella se dan cita una cantidad de afectos fuertes, el afecto de la mamá, de las
hermanas, de la amante, de los amigos, esa cadena de afectos lo defiende de la
muerte, del peligro, lo vuelve casi inmortal. Por lo menos impide que lo maten a uno
así no más. Puede que uno se muera, pero esa cadena de afectos absolutos impide
que a uno lo maten. No que uno no se muera, contra eso no han inventado remedio. A
cada uno le llega su hora y a esa hora no se le puede mamar gallo, pero, la cadena de
afectos es una especie de inmunidad contra el azar. Cuando a uno le toca, le toca. La
cadena lo preserva a uno y lo ayuda a no caer cuando no le toca; es la fuerza del
afecto. Del amor de un poco de gente que lo ama a uno y que uno ama. Esa es la
cadena. Los hombres que no tienen amores constantes, absolutos, inflexibles, no son
amados y por tanto están solos. Son vulnerables, mortales. Hay que amar con
verraquera y hay que despertar el amor con verraquera. Esa es una vaina clave en
este paseo. Es una vaina clave para los líderes, es una vaina que siempre olvidan. En
un momento azaroso, imprevisible, sólo la fuerza que sobre uno han puesto y que uno
ha despertado puede salvarlo. Porque el amor es la certeza de la vida. Es la sensación
de la inmortalidad.
*A.M.* = “Flaco”, te has vuelto místico. No te conocía esa debilidad, siempre te había
creído un marxista.
¿Marxista? ¡Bah! Místico o no, hermano, estoy persuadido que eso funciona. En este
paseo de la revolución, la pasión es la gran palabra, es verbo, y tú sabrás qué es
eso...
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
*A.M.* =...Pero Camilo Torres era un hombre apasionado, y sin embargo...
Sí. Apasionado, sí, un gran apasionado. Pero ¿sabes cuál era el problema? Que a
Camilo lo acompañaba una contrapasión. Siniestra. Terrible. Fabio Vásquez deseaba
que Camilo muriera y eso equivalía a matarlo en realidad. A Camilo no lo protegieron.
A mí no me dejan hacer ni siquiera una guardia, y no porque yo sea más bonito que
los compañeros. Allí hay un problema de concepción.
*A.M.* = Pero Jaime, de verdad verdad, ¿tu actúas diariamente con esa lógica?
Aún más, trabajo con la absoluta certeza en la eficacia de la transmisión de la pasión.
Yo no creo que se pueda hacer una revolución —nunca se ha hecho— sin desatar los
sentimientos y afectos más profundos de la gente. Creo más en la pasión que en la
ideología, o que en la teoría; es más, sólo cuando una ideología se vuelve apasionada,
sentida como su propia carne, se transforma en fuerza real. De lo contrario las
ideologías son meros divertimientos de academia. Creo que ésta es una desgracia
tremenda pero es así. Yo toda la vida he dado cursillos, cursos de cuanta pendejada
se le puede a uno ocurrir. Y los resultados son siempre los mismos, siempre
lánguidos. En cambio cuando recurro a la pasión, la respuesta es inmediata, tangible,
irrefutable.
*A.M.* = Eso te compromete como mago...
No; no es un problema de magia. Es un problema práctico. No es que yo esté contra lo
que se llama la capacitación ideológica, política, de la gente o de los cuadros. No.
Pero creo que en el momento actual el trabajo necesita más pasión que razón, más
agitación que formación. La gente cuando razona se vuelve lamentablemente lenta,
medrosa, pasiva, así discuta acaloradamente. ¿Acaso el razonamiento, el cultivo de la
razón, no supone como condición el sosiego?
*A.M.* = ¿No matizas?
No. Estoy hablando pragmáticamente. Si una persona discurre lógica y
desapasionadamente sobre lo del Cantón del Norte, colige —como se diría en ese
lenguaje— que es imposible hacerlo. Porque una persona razonable nunca hubiera
intentado hacer tal cosa. A sus ojos sería un disparate, y lo era. Pero los disparates
son necesarios. Lo mismo lo de la Embajada. Si uno se sienta a pensar en hacer una
locura de ésas, nunca se para a hacerla. Se necesita mucha locura, locura
apasionada, para llevar a cabo con éxito una operación de ésas. Porque la pasión
desencadena en la gente fuerzas escondidas. Intuiciones certeras, poderes que se
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
hallan agazapados. Eso lo hemos probado con campesinos analfabetos, “brutos” que
llaman. Cuando en ellos se siembra la pasión les nace el sentido del poder, se les abre
el camino. Adquieren confianza en sí mismos, valor, destreza, desparpajo, conciencia
si quieres, conciencia en la posibilidad del poder.
*A.M.* = Muy mágico, “Flaco”, muy mágico...
Llámalo como quieras, idealismo, por ejemplo. Estoy de acuerdo. Sobre todo porque
nosotros, la izquierda, debemos despertar al idealismo. Nos hemos negado el
idealismo que es el puro sabor de la utopía, la fuerza de la crítica. Claro que despertar
ese idealismo en nosotros mismos y en la gente, no lo puede hacer cualquiera. Ese es
el problema. Los gnósticos llaman a los tipos que tienen esa capacidad de transmitir la
pasión y despertar el ideal, “comunicadores”. Porque al fin y al cabo se trata de un
ideal. Si uno llega donde los campesinos, donde los obreros y les dice: Compañeros,
la patria está perdida, la patria está sufriendo, etc, etc... Pues la gente comienza a
llorar. Hay que decir las cosas positivamente con ganas de hacerlas: queremos comer
bien, queremos vivir bien. Eso cala, eso despierta, eso anima. En este punto sí hay
una diferencia con los gnósticos porque ellos tienen una concepción errada de la
acción. Ellos tienen una carreta complicadísima sobre el amor y el placer; dicen que el
amor no se puede echar adentro sino afuera para que el placer no se lleve la fuerza.
En eso están equivocados. Mi mamá les dijo: “Déjense de pendejadas que polvo es
polvo, esto es Macondo y no el Himalaya”. Como si dijéramos, la vieja le aplicó al
gnosticismo el desarrollo del marxismo. Sin embargo ellos están superando eso poco
a poco. Porque de todas las corrientes orientalistas, la más reaccionaria era el
gnosticismo. Había que oír las posiciones sobre Vietnam y la era de Acuario. Pero han
cambiado. A nosotros nos manda felicitaciones cada rato el comité ejecutivo o como
se llame la dirección de ellos.
*A.M.* = Entonces los gnósticos te quieren.
Sí, hermano, ¿por qué crees que me hacen cadena? Van a la cárcel a visitar a
nuestros presos, nos ayudan de un modo o de otro. Y no solamente los gnósticos,
también los protestantes. Las mil sectas protestantes que hay en Colombia. Porque
Colombia dejó de ser un país exclusivamente católico.
Esos son cuentos de la Constitución del 86. A la gente hay que tratarla, hay que oírla,
hay que sentirla. La izquierda tradicional con la posición pendeja y racionalista del
marxismo, que supone que la única manera de mirar el mundo es a través de la
ciencia, se ha negado a ver la riqueza y las potencialidades de las manifestaciones
mágicas, religiosas, culturales, y de sus cambios rapidísimos, ligerísimos. La ciencia
anquilosa el mundo y anquilosa el pensamiento. Cuando a un marxista se le aparece
un brujo con barbas y cucharas, con yerbas y sonajeros no sabe qué hacer, se caga
Movimiento 19 de abril, M-19
Movimiento Jaime Bateman Cayón
del susto, no lo mira, no lo respeta, porque el brujo no es científico, no es marxista...
Olvida que este país está lleno de brujos y de brujerías. La izquierda tradicional se
niega a ver la importancia que tienen las sectas, el pensamiento mágico, las
manifestaciones religiosas. Se niega a ver la pasión del pueblo. La gente de izquierda
la única posibilidad idealista que se permite es el marxismo leninismo y la teoría de la
plusvalía.
*A.M.* = Parte de la crítica que le haces a la izquierda tradicional, me parece que
plantea indirectamente un problema vital: el pluralismo en la revolución. Y no me
refiero al pluralismo de ideologías orgánicas sino a algo más sencillo, al pluralismo de
las ideas cotidianas que tiene la gente sobre uno u otro tópico, religioso, político, etc.
¿Cómo enfocas esto?
El Estado tiene que respetar, y sobre todo garantizar la posibilidad de que puedas
organizarte como mago con otros magos, que los gnósticos puedan organizarse como
gnósticos y los protestantes como tales. Esta es la libertad religiosa, pero
fundamentalmente la verdadera democracia; el derecho a la asociación y a la acción
asociada y de todas sus expresiones: su culto, su literatura, su liturgia, su música. A la
izquierda hay que hacerle ver la riqueza y la potencialidad que encierra la cultura del
pueblo, pero no la que le atribuyen los folcloristas, sino la cultura del pueblo, así,
sencillamente. A la izquierda hay que hacerle ver que la música popular es muy
superior a la Internacional, que por lo demás es un himno pasado de moda. Un
bambuco, por ejemplo, claro, un bambuco, un vallenato, una rumba de la Sonora, un
corrido, una cueca.
*A.M.* = Las cuecas me suenan a nostalgia de exiliado...
Usted no puede decir eso. La música de los chilenos es una música que encierra una
historia de luchas, que habla de gestas obreras. Ahí está la Cantata de Iquique para
contarlo. Eso fue tan verraco como lo de las Bananeras.
*A.M.* = Pero lo de las Bananeras, ustedes los costeños no lo cantan...
Lo bailamos, que es mucho mejor. Hay que bailar, hermano, hay que bailar. Hay que
bailar y hay que cantar, y no sólo a la muerte, ni cantar sólo las derrotas. Hay que
cantar a la vida, porque si se vive en función de la muerte, uno ya está muerto. Las
personas que viven sólo de los recuerdos están muertas, el recuerdo sin porvenir lo
único que trae es tristeza, y la tristeza no genera lucha nunca, nunca.
Movimientojaimebatemancayon@gmail.com

domingo, 15 de noviembre de 2009







Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.
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lunes, 9 de noviembre de 2009

Colombia: 24 años en un Holocausto., de Movimiento Jaime Bateman Cayón











Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.












Colombia: 24 años en un Holocausto.

Compañeros: su futuro está en la patria, en ésta, en la nuestra. Pero, primero tenemos que cambiarla, volviéndola amplia, generosa y para TODOS los colombianos. A eso invitamos a la Juventud, a labrar, con su esfuerzo y con el nuestro, una NUEVA PATRIA. Hoy nuestros corazones se llenan de alegría al recordar a los héroes y heroínas, no del M-19, sino de Colombia; cuando hace 24 años, llenos de sueños y valor, se tomaron el Palacio de Justicia decididos a desenmascarar el falso proceso de paz emprendido por Belisario Betancur. Al reconocernos como herederos de esa historia, la historia de nuestro país, hemos de entregar todo de nosotros para que el legado de esta batalla perdure en la lucha de cada uno de los colombianos dispuestos a vencer o morir. Hacemos el llamado para que ese ejemplo se convierta en valentía para los miedosos, en fuerza para los débiles, en fe para los incrédulos, en esperanza para los desposeídos, en lápices, piedras y petos para los estudiantes… porque cuando se asume la lucha por la patria se hace hasta el final. Cuando hacemos el juramento de lealtad a nuestro pueblo, pensamos en la justeza de nuestra lucha, en las necesidades diarias de miles y miles de colombianos, en la miseria, en el dolor de ver cuántas injusticias perduran, vemos tanta corrupción y entrega de nuestros recursos a los extranjeros y como respuesta proponemos un movimiento nacionalista y democrático… Por eso cada hombre y cada mujer de este movimiento piensan en el amor como único camino hacia la solución de los problemas de la nación. Por eso los locos del M-19 se tomaron el Palacio de Justicia, por la búsqueda real y consecuente de la paz, de la justicia y la democracia. Ese hecho nos muestra los alcances de la clase dirigente de nuestro país, donde se sobrepone la defensa de las “instituciones” a la vida de los seres humanos. Estos políticos siniestros continúan en el poder e incendian la justicia a diario al quitarnos el trabajo, la educación, la vivienda y la oportunidad de vivir dignamente. Son los mismos, con las mismas, han cambiado el estilo, han cambiado la sonrisa… pero NO las intenciones. Compas, aprendamos de la historia y no dejemos que se salgan con la suya, no dejemos que incendien nuestros sueños, nuestras vidas y esperanzas, así como hicieron con nuestros abuelos y nuestros padres, “domándolos” para que no se rebelaran. Los combatientes del M-19 viven y nos hacen vivir con su ejemplo, con la berraquera del pueblo colombiano, con la alegría de ir a la batalla en nombre de la libertad y la dignidad, con la certeza de haber cumplido… Hoy vamos a recordar y a luchar, a rebelarnos, TODOS, como Colombianos y como estudiantes de la Universidad Distrital, pues ésta no está ajena a los problemas del país, cada día nos tildan de violentos, cada día nos invisibilizan, nos amenazan… y nos llevan a levantar voces de protesta, a advertir que habrán mil Palacios de Justicia en nuestros corazones, esas llamas arderán y nos harán fuertes, hasta que logremos la dignidad y la soberanía de nuestra patria.“…Si hoy tenemos que utilizar las armas es porque en este país la voz del pueblo no es escuchada sino cuando está apoyada por la fuerza. Si se trata de una demanda armada es porque en Colombia no existen garantías para hacer el debate público en forma pacífica…” (6 de Noviembre 1985) Comandante Luis Otero Cifuentes.“Colombia es una patria para engrandecer, no un botín para repartir”MOVIMIENTO JAIME BATEMAN CAYÓN. Comunicado publicado el 6 de noviembre de 2009 en la Universidad Distrital de Bogotá, sede MACARENA.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Yaigoyé Apaporis






















Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.


















EN UNA MISMA SEMANA SE REUNIÓ el primer congreso de Áreas Protegidas donde, además de interesantes y muy pertinentes discusiones ambientales, fue declarado el nuevo Parque Nacional del Apaporis, y se rindió un homenaje a Julio Carrizosa, Margarita Marino y Alegría Fonseca.












Dos acontecimientos que mostraron a las claras que no todo está perdido.

La gente verde defiende lo que aún es ajeno a la voracidad empresarial y protege del olvido y del silencio a quienes han creado una conciencia ambiental. El Parque Nacional de Yaigoyé Apaporis, con más de un millón de hectáreas de pura Amazonia, es un gran logro de los viejos sabios que habitan la región y del Gobierno Indígena; también de la Fundación Gaya, que la conoce palmo a palmo y que sabe de su importancia natural y humana. Fue el territorio del gran naturalista y botánico Richard Evans Schultes. A Parques Nacionales Naturales, y en especial a Julia Miranda, su directora, hay que reconocerle la decisión de sacarlo adelante pese a que la política ambiental de Uribe ha sido desastrosa.
El profesor Julio Carrizosa, compilador del Código Ambiental, primer gerente del desaparecido Inderena y creador de muchos de los parques nacionales, ha señalado con equilibrio y agudeza: Para el Gobierno, “el ambiente es considerado como un conjunto de recursos naturales, los instrumentos más favorecidos son los de tipo económico y los actores más poderosos son los empresarios; el concepto de ecosistema desaparece y pierden importancia tanto los llamados instrumentos de ‘comando y control’ como las opiniones y las presiones que puedan ejercer los grupos académicos, las comunidades indígenas, las organizaciones ambientalistas y las organizaciones de base”. Los campanazos de alarma los han dado también los ex ministros Manuel Rodríguez y Juan Mayr: el gobierno de Uribe ha dado un frenazo en la defensa del medio ambiente como patrimonio público. Margarita Marino, conocida y querida por su incansable y luminosa labor frente al Colegio Verde de Villa de Leyva, y Alegría Fonseca, con sus debates en el Congreso de la República, participan de esa mirada crítica. Ellas, junto con Julio Carrizosa, dieron su primera batalla grande por el Parque Nacional Tayrona que los grandes señores de Santa Marta —los mismos de Agro Ingreso Seguro— querían convertir en su vividero particular. Ha sido una pelea dura, que ha costado muertos.
Hoy, el Tayrona está de nuevo invadido: las empresas inmobiliarias, los grandes hoteleros y las agencias de turismo y viajes no sólo no han renunciado a la apropiación de ese bien público, sino que extienden sus apetencias sobre todas las playas de nuestro Caribe. A la larga quieren convertir todo el litoral en un vividero para pensionados extranjeros, como ya sucede en Cartagena. La Amazonia no será una excepción: los Bessudo y sus socios están detrás de La Macarena; del Tuparro; de los cayos de Quitasueño, Serranilla, Bolívar, como lugares privilegiados para ecoturismo y, sin duda, del nuevo parque del Apaporis como paraíso de los no menos corruptores proyectos de etnoturismo. Aunque el terreno no pase a manos privadas, la mera administración por particulares de los servicios ambientales elitiza el disfrute. No se trata de que la gente rica no goce una playa, un humedal, un bosque públicos, sino de que ese derecho no impida que, en igualdad de condiciones, todo colombiano tenga la misma garantía y que el Estado se la defienda. La privatización de los parques nacionales será una realidad por la vía de las concesiones si el movimiento verde no se pone las pilas y defiende lo que en medio siglo se ha hecho en beneficio público. Cuánta razón le asiste a Julio Carrizosa al advertir: “La visión integral y compleja de nuestro territorio como un buen sitio para vivir y recrearse desaparece ante la obsesión por lograr promover grandes negocios”.
Alfredo Molano Bravo
Agro Ingreso Seguro
Parque Nacional de Yaigoyé Apaporis
Parques naturales

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Opiniones
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25 comentarios por pagina50 comentarios por pagina75 comentarios por pagina100 comentarios por pagina
Opinión por:
inspiron
8 Noviembre 2009 - 9:41am
Bien por el columnista. Colombia es patrimonio nacional no solo de unas pocas familias.

Opinión por:
AndresDiazB
8 Noviembre 2009 - 8:48am
Aquí de lo que se trata es de conservar la naturaleza, los bosques y nuestros recursos naturales. Coincido con ud en que el actual Gobierno está lejos de ser medioambientalista desafortunadamente y da tristeza ver las licencias que otorga para la extración de carbón y oro en zonas protegidas. No obstante en el tema de los Parques Naturales, las concesiones a empresas como la de Besudo han sido magnifica idea para preservar la naturaleza toda vez que es sabido que el Estado es pésimo administrador de los Parques. Si es cierto lo de Roncador y Quitasueños que ud dice, es una Magnífica noticia y en horabuena para ejercer soberanía en tiempos de diferendo marítimo con Nicaragua. En estos temas la opinión de Andrés Hurtado es mucho más legítima que la suya, y él defiende éstas concesiones.

Opinión por:
Pedrotierra
8 Noviembre 2009 - 8:12am
Otra columna escrita en medio de sipote TRABA, compa!

Opinión por:
No Name
8 Noviembre 2009 - 7:16am
aL PROFESOR BAZUCO.............no hay que permitirle que se acerque a un PARQUE NATURAL..........SE LO FUMA ...el Asqueroso Mechudo cochino este al que habria que mantener bien resguardado en la MODELO

Opinión por:
No Name
8 Noviembre 2009 - 7:16am
aL PROFESOR BAZUCO.............no hay que permitirle que se acerque a un PARQUE NATURAL..........SE LO FUMA ...el Asqueroso Mechudo cochino este al que habria que mantener bien resguardado en la MODELO

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No Name
8 Noviembre 2009 - 7:16am
aL PROFESOR BAZUCO.............no hay que permitirle que se acerque a un PARQUE NATURAL..........SE LO FUMA ...el Asqueroso Mechudo cochino este al que habria que mantener bien resguardado en la MODELO

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No Name
8 Noviembre 2009 - 7:16am
aL PROFESOR BAZUCO.............no hay que permitirle que se acerque a un PARQUE NATURAL..........SE LO FUMA ...el Asqueroso Mechudo cochino este al que habria que mantener bien resguardado en la MODELO

Opinión por:
No Name
8 Noviembre 2009 - 7:16am
aL PROFESOR BAZUCO.............no hay que permitirle que se acerque a un PARQUE NATURAL..........SE LO FUMA ...el Asqueroso Mechudo cochino este al que habria que mantener bien resguardado en la MODELO

Opinión por:
No Name
8 Noviembre 2009 - 7:16am
aL PROFESOR BAZUCO.............no hay que permitirle que se acerque a un PARQUE NATURAL..........SE LO FUMA ...el Asqueroso Mechudo cochino este al que habria que mantener bien resguardado en la MODELO

Opinión por:
elquetieneojosve
8 Noviembre 2009 - 7:05am
En este momento no existen los santuarios naturales. Lo único sacrosanto son los negocios de las empresas privadas. Si se gobernara para el bien común, todo ese ímpetu se dedicaría a las empresas públicas, sin privatizarlas, redistribuyendo las útilidades a través de bienestar general, educación, salud. Si los colombianos tuvieramos educación política, los poderosos entenderían que esto no es su finca productiva y los pobres no estarían apoyando al matón de la cuadra, no estarían permitiéndole que regale lo que nos pertenece, elegirían un congreso que legislara para hacer un país igualitario, sin motosierras ni palma africana desplazadora, que no sea colonia ni base militar extranjera. Un país que nos diera esperanzas y no verguenza mundial.

Opinión por:
carlos mendoza
8 Noviembre 2009 - 1:51am
Gorgona ya cayó en manos de los Bessudo.

Opinión por:
polista
8 Noviembre 2009 - 12:48am
Cada tema tratado nos replantea la revisión de las políticas públicas uribistas en las q las decisiones reflejan el pensamiento del gobernante , hasta ahora no encuentro una sola realización o gestión q permita reconocer en el gobernante una sola afortunada obra .Liquidación a la brava de ex-Telecom , política petrolera q solo confirma lo q valemos para el ejécutivo , nada!!. Comparto plenamente sus afirmaciones de lo excluyente q es la práctica actual en la q todo es para los pobres ricos: SUBSIDIOS , LEY , BENEFICIOS TRIBUTARIOS , REGALAZOS COMO AGRO INGRESO SEGURO , NEGOCIOS VENTAJOSOS COMO CONTRATISTAS ESTATALES , INFRAESTRUCTURA A SU MEDIDA, PLAYAS , por eso felicitamos a los valientes q no siguen el dañino ejemplo y perverso q busca negarnos el desarrollo , irrespetandonos a todos.
Columna 30 de 30 en Alfredo Molano Bravo
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La gente verde defiende lo que aún es ajeno a la voracidad empresarial y protege del olvido y del silencio a quienes han creado una conciencia ambiental. El Parque Nacional de Yaigoyé Apaporis, con más de un millón de hectáreas de pura Amazonia, es un gran logro de los viejos sabios que habitan la región y del Gobierno Indígena; también de la Fundación Gaya, que la conoce palmo a palmo y que sabe de su importancia natural y humana. Fue el territorio del gran naturalista y botánico Richard Evans Schultes. A Parques Nacionales Naturales, y en especial a Julia Miranda, su directora, hay que reconocerle la decisión de sacarlo adelante pese a que la política ambiental de Uribe ha sido desastrosa.
El profesor Julio Carrizosa, compilador del Código Ambiental, primer gerente del desaparecido Inderena y creador de muchos de los parques nacionales, ha señalado con equilibrio y agudeza: Para el Gobierno, “el ambiente es considerado como un conjunto de recursos naturales, los instrumentos más favorecidos son los de tipo económico y los actores más poderosos son los empresarios; el concepto de ecosistema desaparece y pierden importancia tanto los llamados instrumentos de ‘comando y control’ como las opiniones y las presiones que puedan ejercer los grupos académicos, las comunidades indígenas, las organizaciones ambientalistas y las organizaciones de base”. Los campanazos de alarma los han dado también los ex ministros Manuel Rodríguez y Juan Mayr: el gobierno de Uribe ha dado un frenazo en la defensa del medio ambiente como patrimonio público. Margarita Marino, conocida y querida por su incansable y luminosa labor frente al Colegio Verde de Villa de Leyva, y Alegría Fonseca, con sus debates en el Congreso de la República, participan de esa mirada crítica. Ellas, junto con Julio Carrizosa, dieron su primera batalla grande por el Parque Nacional Tayrona que los grandes señores de Santa Marta —los mismos de Agro Ingreso Seguro— querían convertir en su vividero particular. Ha sido una pelea dura, que ha costado muertos.
Hoy, el Tayrona está de nuevo invadido: las empresas inmobiliarias, los grandes hoteleros y las agencias de turismo y viajes no sólo no han renunciado a la apropiación de ese bien público, sino que extienden sus apetencias sobre todas las playas de nuestro Caribe. A la larga quieren convertir todo el litoral en un vividero para pensionados extranjeros, como ya sucede en Cartagena. La Amazonia no será una excepción: los Bessudo y sus socios están detrás de La Macarena; del Tuparro; de los cayos de Quitasueño, Serranilla, Bolívar, como lugares privilegiados para ecoturismo y, sin duda, del nuevo parque del Apaporis como paraíso de los no menos corruptores proyectos de etnoturismo. Aunque el terreno no pase a manos privadas, la mera administración por particulares de los servicios ambientales elitiza el disfrute. No se trata de que la gente rica no goce una playa, un humedal, un bosque públicos, sino de que ese derecho no impida que, en igualdad de condiciones, todo colombiano tenga la misma garantía y que el Estado se la defienda. La privatización de los parques nacionales será una realidad por la vía de las concesiones si el movimiento verde no se pone las pilas y defiende lo que en medio siglo se ha hecho en beneficio público. Cuánta razón le asiste a Julio Carrizosa al advertir: “La visión integral y compleja de nuestro territorio como un buen sitio para vivir y recrearse desaparece ante la obsesión por lograr promover grandes negocios”.
Alfredo Molano Bravo






sábado, 7 de noviembre de 2009

La anexión de Colombia a Estados Unidos




Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.




La anexión de Colombia a Estados Unidos
Fidel Castro Ruz
Cubadebate
Cualquier persona medianamente informada comprende de inmediato que el edulcorado “Acuerdo complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos”, firmado el 30 de octubre y publicado en la tarde del 2 de noviembre, equivale a la anexión de Colombia a Estados Unidos.
El acuerdo pone en aprietos a teóricos y políticos. No es honesto guardar silencio ahora y hablar después sobre soberanía, democracia, derechos humanos, libertad de opinión y otras delicias, cuando un país es devorado por el imperio con la misma facilidad con que un lagarto captura una mosca. Se trata del pueblo colombiano, abnegado, trabajador y luchador. Busqué en el largo mamotreto una justificación digerible, y no vi razón alguna.
En 48 páginas de 21 líneas, cinco se dedican a filosofar sobre los antecedentes de la vergonzosa absorción que convierte a Colombia en territorio de ultramar. Todas se basan en los acuerdos suscritos con Estados Unidos después del asesinato del prestigioso líder progresista Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, y la creación de la Organización de Estados Americanos, el 30 de abril de 1948, discutida por los Cancilleres del hemisferio, reunidos en Bogotá bajo la batuta de Estados Unidos los días trágicos en que la oligarquía colombiana tronchó la vida de aquel dirigente y desató la lucha armada en ese país.
El Acuerdo de Asistencia Militar entre la República de Colombia y los Estados Unidos, en abril de 1952; el relacionado con “una Misión del Ejército, una Misión Naval y una Misión Aérea de las Fuerzas Militares de los Estados Unidos”, suscrito el 7 de octubre de 1974; la Convención de Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, de 1988; la Convención de Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, de 2000; la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad, de 2001, y la Carta Democrática Interamericana; la de Política de Defensa y Seguridad Democrática, y otras que se invocan en el citado documento. Ninguna justifica convertir un país de 1 141 748 kilómetros cuadrados, ubicado en el corazón de Suramérica, en base militar de Estados Unidos. Colombia posee 1,6 veces el territorio de Texas, segundo Estado de la Unión en extensión territorial, arrebatado a México, que después sirvió de base para conquistar a sangre y fuego más de la mitad de ese hermano país.
Por otro lado, han transcurrido ya 59 años desde que soldados colombianos fueron enviados a la distante Asia para combatir junto a las tropas yankis contra chinos y coreanos en octubre de 1950. Lo que el imperio pretende ahora es enviarlos a luchar contra sus hermanos venezolanos, ecuatorianos y otros pueblos bolivarianos y del ALBA, para aplastar la Revolución Venezolana, como trataron de hacer con la Revolución Cubana en abril de 1961.
Durante más de un año y medio, antes de la invasión, el gobierno yanki promovió, armó y utilizó las bandas contrarrevolucionarias del Escambray, como hoy utiliza a los paramilitares colombianos contra Venezuela.
Cuando el ataque de Girón, los B-26 yankis tripulados por mercenarios operaron desde Nicaragua, sus aviones de combate eran transportados hacia la zona de operaciones en un portaaviones, y los invasores de origen cubano que desembarcaron en aquel punto venían escoltados por buques de guerra y la infantería de marina de Estados Unidos. Hoy sus medios de guerra y sus tropas estarán en Colombia, no sólo como una amenaza para Venezuela sino para todos los Estados de Centro y Suramérica.
Es realmente cínico proclamar que el infame acuerdo es una necesidad de la lucha contra el tráfico de drogas y el terrorismo internacional. Cuba ha demostrado que no se necesitan tropas extranjeras para evitar el cultivo y el tráfico de drogas y mantener el orden interno, a pesar de que Estados Unidos, la potencia más poderosa de la tierra, promovió, financió y armó durante decenas de años las acciones terroristas contra la Revolución Cubana.
La paz interna es prerrogativa elemental de cada Estado; la presencia de tropas yankis en cualquier país de América Latina con ese propósito es una descarada intervención extranjera en sus asuntos internos, que inevitablemente provocará el rechazo de su población.
La lectura del documento demuestra que no sólo las bases aéreas colombianas se ponen en manos de los yankis, sino también los aeropuertos civiles y en definitiva cualquier instalación útil a sus fuerzas armadas. El espacio radioeléctrico queda también a disposición de ese país portador de otra cultura y otros intereses que nada tienen que ver con los de la población colombiana.
Las Fuerzas Armadas norteamericanas disfrutarán de prerrogativas excepcionales.
En cualquier parte de Colombia los ocupantes pueden cometer delitos contra las familias, los bienes y las leyes colombianas, sin tener que responder ante las autoridades del país; a no pocos lugares llevaron los escándalos y las enfermedades, como hicieron con la base militar de Palmerola, en Honduras. En Cuba, cuando visitaban la neocolonia, se sentaron a horcajadas sobre el cuello de la estatua de José Martí, en el Parque Central de la Capital. La limitación relacionada con el número total de soldados puede ser modificada por solicitud de Estados Unidos, sin restricción alguna. Los portaaviones y barcos de guerra que visiten las bases navales concedidas llevarán cuantos tripulantes requieran, y pueden ser miles en uno solo de sus grandes portaaviones.
El Acuerdo se extenderá por períodos sucesivos de 10 años, y nadie puede modificarlo sino al final de cada período, advirtiéndolo un año antes. ¿Qué hará Estados Unidos si un gobierno como el de Johnson, Nixon, Reagan, Bush padre o Bush hijo y otros similares, recibe la solicitud de abandonar Colombia? Los yankis fueron capaces de derrocar decenas de gobiernos en nuestro hemisferio. ¿Cuánto duraría un gobierno en Colombia si anunciara tales propósitos?
Los políticos de América Latina tienen ahora ante sí un delicado problema: el deber elemental de explicar sus puntos de vista sobre el documento de anexión. Comprendo que lo que ocurre en este instante decisivo de Honduras ocupe la atención de los medios de divulgación y los Ministros de Relaciones Exteriores de este hemisferio, pero el gravísimo y trascendente problema que tiene lugar en Colombia no puede pasar inadvertido por los gobiernos latinoamericanos.
No albergo la menor duda sobre la reacción de los pueblos; sentirán el puñal que se clava en lo más profundo de sus sentimientos, en especial el de Colombia: ¡se opondrán, jamás se resignarán a tal infamia!
El mundo enfrenta hoy graves y urgentes problemas. El cambio climático amenaza a toda la humanidad. Líderes de Europa casi imploran de rodillas algún acuerdo en Copenhague que evite la catástrofe. Presentan como realidad que en la Cumbre no se alcanzará el objetivo de un convenio que reduzca drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero. Prometen proseguir la lucha por alcanzarlo antes de 2012; existe riesgo real de que no pueda lograrse antes de que sea demasiado tarde.
Los países del Tercer Mundo reclaman con razón a los más desarrollados y ricos cientos de miles de millones de dólares anuales para costear los gastos de la batalla climática.
¿Tiene algún sentido que el gobierno de Estados Unidos invierta tiempo y dinero en construir bases militares en Colombia para imponer a nuestros pueblos su odiosa tiranía? Por ese camino, si un desastre amenaza al mundo, un desastre mayor y más rápido amenaza al imperio, y todo sería consecuencia del mismo sistema de explotación y saqueo del planeta.
Fuente: http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2009/11/06/la-anexion-de-colombia-a-estados-unidos/

viernes, 6 de noviembre de 2009

Comisión de la Verdad dice que el M-19 no incendió el Palacio de Justicia




Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.

Comisión de la Verdad dice que el M-19 no incendió el Palacio de Justicia

Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.

Comisión de la Verdad dice que el M-19 no incendió el Palacio de Justicia

Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.Comisión de la Verdad dice que el M-19 no incendió el Palacio de Justicia
El magistrado Nilson Pinilla dijo que cabría la posibilidad de que la conflagración se hubiera originado accidentalmente.


El vocero de la Comisión de la Verdad, el magistrado Nilson Pinilla Pinilla, dijo que ya está demostrado que los guerrilleros que se tomaron el Palacio de Justicia en 1985 nunca incendiaron de manera deliberada las instalaciones de ese edificio, máxima sede de la justicia en Colombia.
El también presidente de la Corte Constitucional manifestó que la ubicación de los insurgentes del M-19 dentro del Palacio es una evidencia de la imposibilidad física que tenían de originar las llamas que provocaron la caída de parte de las estructuras del edificio.
Según aseveró, el fuego se originó en un nivel inferior a aquel en que se encontraban los guerrilleros, que durante la mayor parte de la toma permanecieron en el cuarto piso, y de ahí la dificultad de sugerir que la tesis en la que se afirma que fueron los rebeldes quienes provocaron el incendio sea difícil de argumentar.
"En este momento, lo tengo que decir, no sabemos cómo se inició en incendio. Sabemos que no fue el M-19, pero no podemos descartar que hayan sido causas puramente accidentales, si así se puede llamar entre tanto disparo, dentro de tanto acaecer violento", sostuvo.
Finalmente, Pinilla Pinilla admitió que al menos cuatro civiles salieron con vida del edificio, como es el caso de David Suspez Celis, Cristina del Pilar Guarín, Carlos Augusto Rodríguez y la guerrillera Irma Franco.
Elespectador.com

La Colombia escalofriante




Jaime Bateman Cayon un profeta de la paz, luchador inacansable, enamorado del mar.





La Colombia escalofriante











No soy muy amigo de la estadística. Esta disciplina, entendida como la ciencia de la "recolección, análisis e interpretación de datos", ha sido objeto desde siempre de la manipulación por parte de quienes la conducen o quienes la contratan. Además, con frecuencia sufre de un abusivo manoseo poniéndosela por delante en cualquier situación. Y sirve para todo. Para "convencer" a la opinión pública o para destruir los argumentos del contrario. También para presupuestar, proyectar, programar, tomar decisiones en sectores públicos y privados, buscar aproximaciones a la verdad o redondear un cuadro dentro de alguna visión histórica o, en fin, para hacerse elegir Presidente de un país y, después a su amparo, seguir ahí por "sécula seculorum" mientras ellas se mantengan dóciles y leales y bien financiaditas. Además, todavía no logra convencerme aquello de que ya nada se valora, se arquea, se tasa, se regula, se niega o aprueba, si no va por delante un vibrante "tanto por ciento". Sin embargo, es inevitable reconocerlo, y lo hago con gusto: cuánto no han aportado las estadísticas al entendimiento y la comprensión de los problemas sociales y a las respuestas que estos requieren. No vista como herramienta para "hacer política" sino como instrumento para ejercer el servicio público desde el poder político, puede llegar a convertirse en un instrumento ideal.
Pero el introito que no engañe. No es ésta una columna de moral o espíritu acomodaticios. Muy al contrario, escuetamente, de la mano de las estadísticas que tanto han servido al temerario estilo "fujimorezco" del presidente Uribe, "creador, señor y patrón" de la Seguridad Democrática en Colombia, mi propósito es uno solo e inequívoco: mostrar, sin la recurrente retórica acostumbrada en la publicación de las estadísticas, lo que algunas de éstas vienen diciendo hoy por hoy sobre el discurrir de nuestra maltrecha república. Ojalá, así como usan a su antojo las estadísticas que los tienen en el poder, también algún día crean en ellas y las usen para sacar al país del más cruel, sanguinario y prolongado atolladero en que se ha visto inmerso en toda su historia.
Las fuentes todas son oficiales o de ONG respetables, también de autoridades colombianas o de organismos internacionales como la OEA y la ONU.
Veamos:
Según la Comisión Colombiana de Juristas, las ejecuciones extrajudiciales entre julio de 2002 y julio de 2008 alcanzaron la cifra de 1.205 casos. En los cuatro primeros meses del presente año, dice el propio Mindefensa, se dieron 5.270 homicidios, entre ellos los de 42 indígenas y 11 sindicalistas. Entre mayo de 2008 y abril de 2009, se produjeron 16 mil víctimas y cada 48 horas al menos un secuestro
Para el Índice Global de Paz 2008 (IGP), Colombia es el país más violento de América Latina y el décimo en el escalafón mundial. El 60% de nuestra población vive en la pobreza y 11 millones de compatriotas, en la absoluta miseria. Cada día mueren 14 niños por desnutrición y entre 177 países, figuramos como uno del los 8 con peores índices de iniquidad.
Y ahora recurro a dos voces que, aunque provenientes del establishment, alcanzan cierto grado de sensatez cuando verifican con honradez ellas mismas el estado de descomposición social del país que los vio nacer. Se trata de doña Lucy Nieto De Samper, columnista del diario El Tiempo de Bogotá, y la del doctor Ricardo Arias Mora, senador quindiano. Entre ambos nos muestran el siguiente cuadro:
"El desempleo es del 13,1 % y, a la vez que aumenta el empleo informal, decrece el empleo estable. El 36% de la población carece de servicios básicos. En vivienda de interés social, el déficit es de 2'300.000 unidades; no tiene vivienda digna 2'500.000 personas; 75.000 familias viven hacinadas; en 600.000 hogares no hay servicios públicos; 2'400.000 adultos se acuestan con hambre; 3'300.000 colombianos emigraron en busca de oportunidades… En la Colombia del siglo XXI, el 15 % es analfabeto. Al día hay 1.000 abortos, 45 violaciones infantiles, 3 niños asesinados y 35.000 niños explotados sexualmente. Y son menores de 16 años los autores del 75 por ciento de los 84 asesinatos registrados a diario…"
Somos, pues, mientras gracias a la Seguridad Democrática los que podemos hacerlo paseamos libres de sobresaltos por nuestras "modernas" carreteras, el país con el mayor número de desplazados en el mundo, entre 3 y 4,6 millones, muy por encima de Irak, Somalia y el Congo. A Venezuela, desde el 2002 han llegado más de 200.000 refugiados buscando la protección que nuestro Gobierno no les brindó. Y así al Ecuador, Panamá, España, EE.UU., etc.
Y es que, con todo y la artimaña de la "Seguridad Democrática" y las aceitadas estadísticas, la pregunta nos revienta en la cara:
¿Acaso a ese aletargado 70% que se dice viene votando y sosteniendo a Uribe desde el 2002 no le dice nada las anteriores escalofriantes cifras que están llevando a Colombia poco a poco pero con paso firme a su absoluta insolvencia ética y moral y a su inviabilidad como país civilizado?
Pobre país, pues, esta azotada Colombia, que sigue votando y reeligiendo su propia desgracia.
http://www.rebelion.org/noticia.php?accion=agenda%C2%B6mTo=guribe%40cable.net.co
Blog: http://german-uribe.blogspot.com/

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.